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La Habana, Cuba. – Hiperactivo, conversador, todo nervios; así se nos presenta el joven actor, Ariel Zamora Cañedo, en una conversación cualquiera.

El carismático y atribulado Max Cecíl en la puesta de Asesinato en la mansión Haversham, que pasa ahora mismo en la habanera Nave Oficio de Isla, confiesa su vínculo con el arte desde muy niño, cuando en su natal Cienfuegos, con apenas 9 años, se integró al entonces grupo de teatro infantil Abra Cadabra, además de cantar en un mariachi con su compañera, Isabel Cristina.

Lo mío era jugar en el reparto Tulipán, bailar el trompo, montar bicicleta y recorrer toda la ciudad; fui parte de un equipo infantil de pelota, ¡con instructor y todo!, pero nunca fui bueno en el béisbol, aunque disfruto mucho todos los deportes, asegura el actor.

Pocos años después, matriculaba en la Escuela Provincial de Arte de Villa Clara.

Una historia inédita

En su primer año en Villa Clara, Ariel Zamora se afilió a la acrobacia escénica -enfocada en la especialidad circense- y llegó a dominar malabares, cargadas, el clown y ¡hasta escupir candela! El circo me ha servido para mi desarrollo actoral, subraya y a continuación anuncia una anécdota, hasta ahora inédita.

Me trasladé a La Habana para continuar en la Escuela Nacional de Arte; llegué a la beca un domingo y aunque no estaba en el listado, me dieron una cama.

El lunes, ya en el aula, iniciamos las clases y en el tercer turno entró Corina Mestre y exclamó: ¡Estoy frenética! Cómo es posible un alumno aquí sin haber pasado la prueba. Ariel, ¡anda para el tabloncillo que te espera el tribunal!

Por fortuna, el estudiante estaba preparado y defendió aquel examen con un feliz final. Por primera vez lo cuento, aunque Corina aún recuerda, asegura el novel actor.

El efecto Doimeadiós

Hoy, con 21 años de edad, el actor Ariel Zamora Cañedo se integró a la Comunidad Creativa Nave Oficio de Isla con apenas 17, poco antes de su graduación en la Escuela Nacional de Arte.

Osvaldo Doimeadiós apareció en el aula para pedirnos ayuda en el montaje de Oficio de Isla y acudimos sin pensarlo, precisa para añadir que allí comenzó su vida profesional.

En 2020, en plena pandemia de COVID-19, Ariel Zamora logró graduarse en la compañía Teatro El Público sin poder mostrar su tesis. Nos evaluaron por proceso de trabajo en un ensayo de Parece blanca, versión de Carlos Díaz sobre la original de Abelardo Estorino.

Para Ariel Zamora Cañedo, el efecto Doimeadiós conquistó su entrada al teatro por la puerta grande y le granjeó incursionar en seriados televisivos como Lucha contra bandidos y la novela Tan lejos y tan cerca.

Cerca de la comedia

El novel actor, Ariel Zamora Cañedo, no esconde su interés por la comedia. Lo que más me gusta es sentir a la gente, escuchar las carcajadas que se mezclan con el personaje, sobre todo ahora en Haversham con Max Cecíl, que es muy brechtiano y entra y sale del papel, precisa.

¿Vanidad por la actuación? Todo lo contrario: humildad. Si pensamos en alimentar el ego, la creación sería incorrecta, enfatiza y añade que su reto principal, ahora mismo, es alcanzar las más de 100 funciones de la puesta Asesinato en la mansión Haversham.

A la vuelta de dos décadas, Ariel Zamora prefiere no esperar nada y seguir construyendo su ideal.

El actor es un mentiroso que aparenta ser alguien que no es, mi afán es convencer en un juego pactado sobre el escenario; yo soy ilusionista de la verdad y la gente lo tiene que creer, concluye el actor.