La Habana, Cuba. – La confraternización era evidente, no fue una cita más; 17 años han transcurrido desde que sus artífices, Fidel y Chávez, crearan, como calificó el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, un bloque con auténtica fortaleza moral, de solidaridad y unidad compacta que honra con su ejemplo a nuestra América.

La XX Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos, ALBA-TCP, celebrada recientemente en La Habana, fortaleció la integridad regional del bloque, guiados por la hermandad y la justicia social.

Durante la cita se ratificó que las naciones integrantes de la Alianza podrán contar con la mano solidaria de la Mayor de las Antillas, y que las vacunas cubanas contra la pandemia están al servicio de la humanidad y, en particular, de los hermanos pueblos de Latinoamérica y el Caribe.

Alianza por la paz y la vida

Las delegaciones de los países miembros del ALBA-TCP condenaron, en la XX Cumbre de ese mecanismo de concertación política, las sanciones reforzadas por el gobierno estadounidense a Venezuela, Cuba y Nicaragua, así como el recrudecimiento del bloqueo.

La Declaración Final de la cita aprobó un Plan de Trabajo Pos-pandemia, reafirmó la vigencia de los postulados de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, y denunció el uso de estrategias de guerra no convencional contra gobiernos y líderes progresistas de la región.

De ahí que uno de los planteamientos de la Secretaría ejecutiva del ALBA-TCP fuese la creación de un Observatorio contra la injerencia.

Lealtad, solidaridad y cooperación reviven en pueblos hermanos, esos que hace unos días se reunieron en La Habana, en una Alianza que continúa revolucionando la historia de la América nuestra.

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