La Habana, Cuba.- Volver a excursiones en la playa, o en rutas y andares veraniegos de cualquier clase, luego de 2 largos años de recogimiento en casa, deviene como ocasión especial para el disfrute familiar o entre amigos, pero suma riesgos sanitarios que hay que prever.

El color del verano inspira un entusiasmo contagioso, que impulsa también iniciativas diversas, asociadas a la distensión del cuerpo o el espíritu, y hasta el emprendimiento; pero no debiera disminuir las alertas sobre otros contagios posibles a través de los alimentos que consumimos.

Calor en exceso y descuido al preparar un simple refresco o manipular un bufé, pueden favorecer la contaminación con gérmenes patógenos de lo que se ingiere, con probables consecuencias de salud e imprevistos fatales.

Precaver es la mejor medicina posible en todos los casos, cuando el placer del verano pudiera fallar en tus propias manos.