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La Habana, Cuba. – La Casa de las Tejas Verdes, honró nuevamente su razón de existir, como Centro Promotor de la Arquitectura, el Urbanismo y el Diseño de Interiores. El pasado 2 de febrero acogió la presentación del trabajo de diploma “El desarrollo urbano-arquitectónico de Nuevo Vedado (1947-1959)”, a cargo de los arquitectos recién graduados, Mía Marrero García y Emilio Rodríguez Humpierre. Los tutores del trabajo fueron el Dr. Arquitecto Ruslán Muñoz Hernández, el MSc. Arquitecto Alexis Rouco Méndez y el arquitecto Carlos Guerra Astorga.

Este es un espacio en el que con cierta frecuencia profesores de la facultad de arquitectura de la Universidad Tecnológica de La Habana, Cujae, y otros profesionales del gremio, imparten conferencias.

El trabajo presentado tuvo como objeto de estudio las parcelaciones y obras residenciales identificadas entre 1947 y 1959 en Nuevo Vedado y su objetivo fue el de documentar y analizar el proceso de consolidación y desarrollo urbano arquitectónico en esos años en la citada barriada habanera. Se encontraron 1320 obras de las cuales se trabajaron 1041 y se consideran significativas 100. Se destacó en el debate generado la profesionalidad, laboriosidad y exhaustividad que tuvieron los autores en la investigación, pues debieron realizar tareas de “arqueología documental” en medios de prensa de la época, registros y archivos.

Se resalta que se detectaron transformaciones en la zona, entre estas: modificaciones inconscientes de lo que ya existe, el incumplimiento de las regulaciones establecidas, la falta de rigor para que se cumplan las normativas, el aumento de la densidad en el uso del suelo y el cambio social en la “clase alta” que habitaba ese sector.

Un aspecto importante para destacar en el trabajo, es el reconocimiento a la pléyade de arquitectos (416), casi todos jóvenes en esa época, que crearon las edificaciones de Nuevo Vedado. Ellos supieron fusionar las corrientes arquitectónicas estadounidenses y europeas vigentes en ese momento con lo vernáculo, lo cual permitió su adaptación al clima y al entorno al asimilar las tradiciones del país.

Un elemento que se ponderó en la discusión posterior fue el cuidado que debe tenerse en la zona para su preservación y que las nuevas inversiones no violenten la línea arquitectónica del barrio. Nuevo Vedado es patrimonio de la ciudad y debe ser protegido como tal. Estudios como este ponen sobre la palestra sugerencias planteadas en otras ocasiones, acerca de la importancia de que se incluyan elementos de este tipo en los currículos de las escuelas, según el nivel escolar. No se puede cuidar y amar lo que no se conoce. Eso debe hacerse desde Mantua hasta Maisí. Los niños y jóvenes deben convertirse en paladines de la defensa de sus pueblos y ciudades. Nos toca a los adultos, a la escuela, los medios de comunicación, entre otros, trabajar en función de eso.

La conclusión fundamental de este encuentro fue que los que participamos aprendimos más sobre ese pedazo de nuestra ciudad y por lo tanto debemos desde cada una de nuestras profesiones y responsabilidades hacer esfuerzos y articular acciones para cuidarla y protegerla. Nuevo Vedado tiene que seguir siendo parte del patrimonio de la ciudad y hay que ponerle coto a las violaciones de variado tipo que van apareciendo en ese lindo barrio.

Recuerde, si me ve por ahí, me saluda.