El ideario martiano está en las venas de Cuba. Y no un día, sino todos. 125 años nos separan de su partida física, pero su lucha por la Patria no se detuvo en Dos Ríos, continúa.

El Apóstol, el más genial y universal de los políticos cubanos, como lo calificara Fidel. El mentor directo de la Revolución, como lo definiera el Che. El Martí de todos, como lo vemos los cubanos. Su genialidad le hizo comprender el poder de la oratoria y la escritura en función de la unidad.

Convencer y sembrar conciencias para unir. Así organizó la Guerra Necesaria, la de 1895, para seguir peleando por la libertad de Cuba.

Martí fue el autor intelectual del Moncada, la inspiración de la Generación del Centenario. Con un profundo sentir antimperialista, nos mostró la cara expansionista y avasalladora de un capitalismo que transitaba entonces hacia su fase de desarrollo imperialista.

El apóstol nos convoca

42 años tenía José Martí cuando cayó en combate. Fue alcanzado por las balas enemigas cabalgando hacia ellas, sin miedo, con el ímpetu de darle a Cuba su libertad.

De cara al sol murió, como él quiso, con la frente limpia y el corazón tranquilo. 125 años hacen hoy, y sus ideas permanecen como el arsenal formidable e insustituible del cual han brotado y seguirán surgiendo los conceptos esenciales inspiradores de la lucha heroica, firme resistencia y el espíritu indomable de sacrificio que guían al pueblo cubano.

¡Martí vive! no hay duda. Y desde sus propios versos, nos convoca en estos tiempos con todas las fuerzas: Cuando al peso de la cruz / El hombre morir resuelve, / Sale a hacer bien, lo hace, y vuelve / Como de un baño de luz.