El doctor Félix Báez seguro no tenía idea de lo simbólico de su presencia junto al ministro de Salud, Roberto Morales, para recoger el viernes último el premio “Dr. Lee Jong-wook de Salud Pública”, otorgado a la Brigada Médica Internacional Henry Reeve por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Y es que si alguien representa el esfuerzo cubano por la salud de otros es ese médico militar, un hombre sencillo y sin pose, que superó el contagio con el ébola y regresó a Sierra Leona a reintegrarse al colectivo de cubanos que desde octubre de 2014 se jugó la vida por otros seres humanos.
Báez, especialista en Medicina interna, resultó contagiado un mes después de su llegada a África y tuvo que ser evacuado al Hospital Universitario de Ginebra, donde, confesó, “me salvaron la vida”.
Sin embargo, cuando totalmente recuperado podía quedarse en La Habana junto a su familia, decidió regresar a África en enero de 2015, pero antes, sin aspavientos, voló a Suiza a donar sangre para otros pacientes.
“Necesitaba volver. El ébola es un desafío contra el que debo luchar hasta el final, para que no se propague al resto del mundo”, dijo entonces a la prensa quizás sin comprender que su gesto confirmaba el altruismo de los médicos cubanos.
Ese altruismo, que también ha tenido sus mártires, es lo que justifica el galardón a la Brigada, entregado en una ceremonia efectuada en Ginebra, como parte de la 70 Asamblea Mundial de la Salud.
Nadie en el mundo puede blasonar de los números que están detrás del accionar de ese grupo: desde su creación en septiembre de 2005 asistencia médica en emergencias a más de 3,5 millones de personas en 21 países afectados por desastres y epidemias.
“Han diseminado un mensaje de esperanza a todo el mundo”, dijo el presentador del premio, Inh Yohan, quien preside la Fundación Coreana por Servicios de Salud Internacional (KOFIH por sus siglas en inglés).
Los más de 7.400 trabajadores cubanos de la salud que integran de manera voluntaria ese contingente se han enfrentado a muchos de los peores desastres naturales y epidemias en la última década y se estima que han salvado unas 80.000 vidas como resultado directo de la acción en emergencias.
La brigada se constituyó por una idea de Fidel cuando en agosto de 2005 el huracán Katrina destruyó la ciudad estadounidense de Nueva Orleans y dejó a su paso más de 1.800 muertos.
Precisamente por ese vínculo original con Estados Unidos, al grupo se le dio el nombre de Henry Reeve, un joven norteamericano que a los 19 años se incorporó a las fuerzas cubanas que luchaban contra el yugo colonial español y que alcanzo los grados de General de Brigada.
Fidel propuso al gobierno de George W. Bush el envío inmediato a Nueva Orleans de los médicos cubanos para prestar asistencia a los heridos y damnificados, pero la Casa Blanca no aceptó la ayuda. Sin embargo, no tuvieron que esperar mucho los brigadistas, pues en octubre de ese mismo año 688 especialistas de la salud salieron hacia Guatemala que sufría graves inundaciones.
Unas semanas después el destino sería Pakistán, donde un violento terremoto, de 7,6 grados en la escala abierta de Richter, mató a 70.000 personas y dejó más de 100.000 heridos.
A partir de ahí comenzó una seguidilla de misiones de socorro que incluyen la ayuda en 2015 a los damnificados de las inundaciones en Sahara Occidental y del sismo que devastó buena parte de Nepal o en 2016 a las víctimas del huracán Matthew en Haití.
Sin embargo, de las 22 misiones realizadas hasta el momento, la más relevante resultó el enfrentamiento a la epidemia de ébola en África, un continente que por razones históricas los cubanos sienten y defienden como propio.
De manera gratuita, solo con el estipendio de la OMS con el que pagaban alimentación y hotel, los médicos cubanos viajaron en octubre de 2014 a los países africanos más afectados por la epidemia del ébola y se desplegaron en Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia, tres naciones donde lograron salvar la vida a unas 7.000 personas.
En la actualidad, Cuba tiene a más de 40.000 colaboradores de la salud en 62 países mediante convenios gubernamentales, pero la Brigada Henry Reeve permanece lista para salir adonde sea necesario para dar la batalla por la salud de todos.