Hoy Baracoa, la ciudad primada de Cuba, festeja otro aniversario más de su fundación. Ha llegado a sus 505 años y esa urbe guantanamera mantiene su estructura arquitectónica que la convierte en una de las atracciones turísticas más acogedoras de nuestro país, nacional e internacionalmente.

Sus calles cortas y estrechas, sus tejas coloniales y su gente humilde, hacen de ese municipio costero una delicia inigualable y una propuesta tentadora, pero la magia de esa ciudad oriental está en sus encantos naturales, rodeada de montañas y aguas, dulces, salobres y legendarias como el río Miel, que el que se bañe en él vuelve a visitar la urbe; o el Toa, el más caudaloso de Cuba, testigo de festivales tradicionales protagonizados por los balseros de la zona.

La villa tiene playas tan acogedoras como Maguana e históricas como Duaba, por donde desembarcó Antonio Maceo y Flor Crombet el 1 de abril de 1895. Para arribar con más colorido a su cumpleaños fundacional el gobierno de Baracoa se enfrascó en varias remodelaciones constructivas y de engalanamiento, como la avenida del Malecón, principal arteria de la ciudad, el Hospital Octavio de la Concepción y de la Pedraja, único centro asistencial del territorio, así como más de 300 viviendas, centros laborales y públicos que fueron sometidos a labores de embellecimiento con pintura.

Sencillo homenaje entonces, este 15 de agosto, para Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa, pueblo donde los caciques Hatuey y Guamá, en su enfrentamiento a los conquistadores españoles, sembraron las raíces de la lucha de los cubanos por su soberanía y el símbolo de rebeldía de nuestro país.