La Habana, Cuba. – Fidel ha muerto, su cuerpo ha desaparecido. El tiempo es implacable, quien lo duda. Sin embargo, los cubanos no estábamos preparados para que partiera. Lo creemos inmortal.

Crecimos con sus palabras y su fuerza indiscutible. Hoy ya no está, pero sus ideales nos acompañarán durante muchas generaciones.

El dolor es indescriptible, se palpa en el pueblo, en las calles silenciosas, en las pocas ganas de reir. Cómo decirle adiós a un hombre de su estirpe. Es difícil imaginar una Cuba sin su presencia  y guía.

A pesar de ello hay que continuar. Mantener y perfeccionar el sistema social que nos legó, para que nuestros hijos puedan continuar disfrutando de la Cuba Socialista que soñó y por la que luchó hasta los últimos momentos de su vida.

Hasta siempre Comandante