La Habana, Cuba. – Nos sentíamos muy comprometidos con darles el más cálido de los abrazos, el más afectuoso de los saludos, y la más alegre bienvenida a la Patria. Muy temprano en la mañana de este viernes el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, extendió esas palabras a internacionalistas cubanos de siete brigadas «Henry Reeve», recién llegados a la Mayor de las Antillas desde diversas latitudes.

En el Palacio de la Revolución y mediante videoconferencia, el Jefe de Estado sostuvo un emotivo intercambio con 118 colaboradores nuestros que estuvieron en Azerbaiyán; con 49 que han estado en Belice; con 25 llegados desde Honduras; 255 que laboraron en México; con diez que han retornado de Santa Lucía; 94, de Venezuela; y cinco, de Isla de Anguila.

Lamentablemente, por (las actuales) condiciones -expresó el Presidente cubano-, lo tenemos que hacer por videoconferencia y con este distanciamiento; pero un día, que será más temprano que tarde, nos veremos por ahí, en cualquiera de las provincias, o en algún encuentro donde estemos evaluando todo lo que aprendimos y todo lo que aportamos, en el cumplimiento de misiones internacionalistas, durante el enfrentamiento a la Covid-19.

Con «toda convicción», el mandatario dijo a los profesionales que ese sentido encuentro con ellos será recordado siempre como entrañable, que mucho aportó; como un encuentro enaltecedor. Lo hizo acompañado de autoridades del Partido y el Gobierno, entre dirigentes y expertos del sistema de Salud, en un intercambio que también estuvo encabezado por el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz, por el viceprimer ministro, Roberto Morales Ojeda, así como por el titular del Ministerio de Salud Pública, José Angel Portal Miranda.

Este último dijo a sus colegas que «a pesar de la situación epidemiológica que enfrenta el país, queríamos darles la bienvenida a casa y expresar a todos nuestro reconocimiento, la gratitud y el orgullo que sentimos por la admirable labor que desarrollan».

Cumplieron con lo prometido al regresar sanos, con el orgullo de las vidas salvadas y de la atención prestada, valoró el ministro de Salud; y sus palabras dieron paso a testimonios de quienes han regresado a la Patria con la memoria y el corazón engrandecidos por tantos días y noches de entrega.

Palabras de humanidad

El primero en hablar fue el doctor Orlando Lázaro Díaz Gómez, especialista en Higiene y Epidemiología, quien labora en la Universidad de Ciencias Médicas de la provincia de Villa Clara, y recién regresó de Honduras.

Compartió, en nombre de él y de sus compañeros, recuerdos de jornadas desplegadas en condiciones difíciles, en lugares donde nunca antes había pisado médico alguno. Ellos hicieron de todo lo imaginable en pos de la vida, desde pesquisas comunitarias hasta partos.

Orlando no olvidará jamás las expresiones de agradecimiento de la población de Honduras, la manera en que allí hablar de Cuba es hablar de Fidel; y cómo desde ese país hermano dieron gracias al Presidente Díaz-Canel.

Desde Azerbaiyán llegó la doctora Damarys Delgado Enrique. Esta joven matancera contó que ella y sus más de cien compañeros vivieron el arribo a un escenario lejano y muy complicado desde el punto de vista epidemiológico: salían a la luz de 4000 a 6000 casos diarios con COVID-19. A los 21 días de tocar tierra desconocida les asignaron un hospital de 900 camas. El reto fue grande, pero tamaña tarea les permitió salvar muchas vidas y por ello recibir múltiples expresiones de agradecimiento, algunas hasta en idioma Español.

Ahora, ante la situación compleja de la provincia de Matanzas, estamos dispuestos a darlo todo por nuestro pueblo, dijo Damarys a la máxima dirección del país.

El doctor Alejandro García Otero, habanero recién llegado de Belice, contó del recibimiento que las máximas autoridades del país anfitrión dieron a la Brigada «Henry Reeve». Cuando llegaron a tierra hermana había pocos casos con Covid-19. Ellos partieron rumbo a todos los distritos del país; coincidieron con otros colegas cubanos y se apoyaron mutuamente; atendieron a decenas de miles de pacientes, y recibieron la gratitud más sincera de los pobladores.

Estremecedora resultó la anécdota del médico Omar Díaz Barrios, quien labora en el Policlínico «Raúl Sánchez», en la provincia de Pinar del Río y ha cumplido su más reciente misión internacionalista en México: no olvidará la escasez de balones de oxígeno en el hospital donde brindó sus servicios, en el Distrito Federal mexicano.

Aquello fue un panorama impactante, narró, que puso a prueba la capacidad de la brigada médica cubana. Algunos pacientes se desesperaban, decían estarse ahogando. Y entonces, cuando llegaron los balones de oxígeno, era un solo hombre para colocar 50 unidades. Ante tal situación los cubanos se lanzaron a distribuir los balones como en una carrera de velocidad.

En ese hospital nuestros profesionales salvaron más de 700 vidas. Los gestos de gratitud llegaban en forma de lágrimas, de cartas o de pancartas colocadas en la cerca perimetral de la institución médica.

Así, se sucedieron las historias de apoyo en Venezuela, donde un grupo nuestro fue para asistir a otros compatriotas, y también a muchos hijos del país sureño en la batalla contra la COVID-19. Y también las anécdotas en naciones pequeñas y tan necesitadas del apoyo de Cuba.

En tales sagas de amor, muchos beneficiarios querían saber cómo una Isla bloqueada por el imperio más poderoso de la historia ha podido prodigarse en tanta humanidad.

Experiencias y emociones inmarchitables

En nombre de todos los compañeros de la dirección del Gobierno, de la dirección del Partido, del Ministerio de Salud Pública que están presentes, (para ustedes) el abrazo a distancia por el regreso a la Patria y sobre todo por las emociones, por todas las experiencias, por todas las vivencias conque ustedes nos aportan en este intercambio que también incorporaremos a nuestro programa de enfrentamiento a la pandemia, dijo a los internacionalistas el Presidente Díaz-Canel.

El dignatario comentó que «uno siente mucho honor, mucha satisfacción, mucho placer» ante el hecho de empezar un día de trabajo lleno de retos y complejidades, «con un encuentro que llena tanto de energía, que llena tanto de confianza, que llena tanto de esperanza, y que ratifica las convicciones que todos nosotros tenemos».

En lo que ustedes expresan -añadió- quedan muy de manifiesto dos elementos fundamentales»: el enfrentamiento a la pandemia, país adentro; y trascender el concepto de servir solo al pueblo para expandir las potencialidades, «extender nuestras experiencias, extender nuestros aprendizajes al resto del mundo, de una manera solidaria, de una manera colaborativa.

El Jefe de Estado apuntó que Cuba vive el tercer rebrote de la epidemia. Ya pasó, dijo, un primer rebrote, donde no teníamos aprendizaje, donde casi no conocíamos la enfermedad, donde empezamos a recibir los embates de la misma, y sobre todo (hubo) un trabajo muy intenso por parte del personal de la Salud y de nuestros científicos, de investigar, de revisar toda la información que había en el mundo, y de inmediato empezar a aplicar todos esos elementos de valoración en las condiciones nuestras.

Tal esfuerzo, destacó el mandatario, ha dado como fruto «una estela de investigaciones científicas, de fortalecimiento de nuestros protocolos, de publicaciones científicas, de aplicación de productos biotecnológicos cubanos, de procedimientos que se han ido perfeccionando, de cinco candidatos vacunales, y una cantidad enorme de ensayos clínicos».

Lo anterior ha conducido, explicó Díaz-Canel, a que incluso en el peor momento que es este, donde hay un alza en todo el mundo, donde empieza a propagarse ya la enfermedad a partir de cepas que tienen mayor transmisibilidad, incrementándose el número de pacientes, hemos reducido los indicadores de letalidad.

Hemos logrado con nuestros protocolos que las personas que enfermen se recuperen más rápido, (…) que una parte importante de los que llegan a los estadios de gravedad se salven, y eso también es una expresión de cómo se ha ido perfeccionando el enfrentamiento, y esas experiencias, esos aprendizajes, los hemos estado compartiendo a través de ustedes, de manera solidaria, en el ejercicio de las misiones en que ustedes han participado; (…) y esa superación que ustedes mismos han tenido en el cumplimiento de las misiones, las hemos estado incorporando a nuestro protocolo.

Hay en lo que ustedes han representado -destacó el Presidente a los profesionales- una expresión tremenda de humanismo, de sacrificio, de entrega, de altruismo». E hizo énfasis en «que solo hay una palabra para poder representar todas esas cualidades, todos esos valores, que es la del ejemplo, y es un ejemplo de solidaridad, es un ejemplo de colaboración (…) en un mundo donde lo que predominan son la vanidad, el egoísmo, con un orden económico totalmente injusto, que da muy pocas posibilidades de inclusión a las mayorías pobres.

Ustedes, dijo el mandatario, han escrito una página o están escribiendo una página importantísima en la historia de la humanidad, con lo que tiene que ver, sobre todo, con los sentimientos de solidaridad.

Se refirió a nuestros internacionalistas como «personas capaces de brindarlo todo, de exponer hasta sus vidas por el bien de los demás, sin tener en cuenta fronteras de países, sin tener en cuenta fronteras ideológicas, sin tener en cuenta distinciones de ningún tipo.

Y eso dice mucho de los valores. Y cuando uno analiza dónde están las potencialidades de nuestro país para enfrentar problemas en medio de una situación de acoso, en medio de una situación hostil, en medio de una situación de recrudecimiento del bloqueo y la persecución financiera, en un momento en que nos han faltado alimentos, abastecimientos, combustible, la potencialidad está en que compartimos valores, y valores tan emblemáticos, tan enaltecedores, tan emancipadores como es el valor de la solidaridad.

Y esa es una enseñanza de la Revolución, es parte del pensamiento que como legado nos dio el Comandante en Jefe, que ha continuado el General de Ejército, y que ahora entre todos tenemos que multiplicar y darle continuidad.

Tomado del sitio Presidencia de la República