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Holguín, Cuba.- Patriotas y hospitalarios, los habitantes de Gibara festejan este 16 de enero los primeros 200 años de fundada esa localidad, próxima al sitio donde Cristóbal Colón proclamara la famosa frase: la tierra más hermosa que ojos humanos vieron.

Pero el Almirante nunca llegaría a adivinar la también preciosa joya urbana, erigida después por obra de inmigrantes y nativos que, bendecida por las olas del Atlántico, espera cada atardecer por un nuevo descubridor de sus ruedos y portales.

Devenida necesario centro turístico y cultural junto al litoral de la oriental provincia de Holguín, la Villa Blanca de los Cangrejos, como enuncia su propio himno, recibe cada año a cineastas de todo el mundo en su Festival del Cine Pobre, fundado por Humberto Solás.

Y, aunque así es, Gibara deslumbra en los mapas mucho antes de convertirse en plató cinematográfico de manos de Lucía y su genial creador.

Gibara bendecida

Asediada por vientos de mar, la tierra gibareña recibió el regalo de su piedra fundacional donde se yergue hasta hoy la Batería de Fernando VII, en la mañana del 16 de enero de 1817.

Tal cual confirman los historiadores Antonio Lemus y Enrique Doimeadiós, la Villa Blanca se consideró fundada por el entonces teniente gobernador de Holguín, Francisco de Zayas y Armijo, bajo cuyo gobierno se trazaron sus primeras calles y se repartieron parcelas.

Tras la ocupación norteamericana de Santiago de Cuba, Calixto García estableció en Gibara su cuartel general, donde años después Frank País aprobaría la creación del brazalete del Movimiento 26 de Julio, y de esa localidad partieron tres de sus bravos hijos para el asalto al cuartel Moncada.

La hilandería fundada por el Che, parques eólicos, artes e industria turística refundan su mística, en el bicentenario, a la misma y otra Gibara.

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