Camagüey, Cuba.-  Quien quiera ver en plena acción a un Héroe del Trabajo de la República de Cuba solo tiene que ir al Taller Ferroviario 60 aniversario, en el municipio camagüeyano de Florida y preguntar por Alberto Soler Omares, o Farruco, como todos le dicen.

Es esa su otra casa, pues labora allí desde el mismo 26 de julio de 1977 cuando se inauguró dicha entidad a propósito del Día de la Rebeldía Nacional.

Desde su quehacer como tornero A e innovador ha contribuido a la recuperación de piezas vitales para las locomotoras destinadas a la transportación de caña, mieles, alcohol y amoníaco y por eso tiene como regla que cuando se rompe una máquina no hay horario para irse a casa.

Ese principio lo ha transmitido a los jóvenes que ha adiestrado a lo largo del tiempo, no obstante considera que se debe potenciar la formación de nuevos torneros como garantía del futuro de tan importante oficio.

Farruco para rato

En el taller ferroviario sesenta aniversario, en Florida, Camagüey, todos llaman Farruco a Alberto Soler Omares, quien recuerda tener tan singular apodo desde su niñez cuando una vecina lo bautizó así por sus travesuras.

Años después, el sobrenombre lleva el sello de admiración y respeto por alguien que a fuerza de trabajo se ha ganado la condición de Hijo Ilustre del municipio y otras condecoraciones como la Orden Lázaro Peña de Tercer, Segundo y Primer grados.

Ahora se recupera de una intervención quirúrgica y cumple con el aislamiento social ante la Covid-19, pero ya ansía que todo pase para regresar a su quehacer como tornero.

Asegura que el título de Héroe del Trabajo de la República de Cuba que ostenta, es el resultado de la labor colectiva y como para él la mejor forma de honrarlo es seguir activo mientras tenga energías, afirma que en Florida habrá Farruco para rato.