Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                Albert Einstein

 

La Habana, Cuba. – Sin embargo, el traspaso de la educación desde la escuela a la casa mostró las dificultades tecnológicas que tienen muchos hogares: mala conexión, poca o ninguna disponibilidad de equipamiento. También puso sobre la mesa la deficiente preparación de los profeses en las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, e incluso la necesidad de mejorar la competencia digital de los alumnos y abandonar el mito de que tienen una capacitación maravillosa por pertenecer a una determinada generación.

A pesar de que la educación pudo continuar pese a la pandemia y al confinamiento, la enseñanza a distancia también evidenció la importancia que tiene la escuela en el desarrollo integral del alumno. Las escuelas desempeñan un papel que va más allá de la educación como elementos de compensación de las desigualdades.

El cambio repentino provocado por la pandemia aceleró alguna de las tendencias que ya se detectaban en la educación, sobre todo las innovaciones relacionadas con las nuevas tecnologías aplicadas al aprendizaje. Es el caso de la programación, la realidad virtual, los últimos avances en neurociencia o la responsabilidad digital. Pero no solo eso. Con el nuevo curso llegó también una modalidad híbrida de escolarización que alterna la Educación en el aula con la realizada desde casa.

Algunas de las tendencias tecnológicas más actuales, como la inteligencia artificial, la ciberseguridad, la automatización, internet a alta velocidad o la realidad mixta, se combinan con disciplinas específicamente enfocadas en el ámbito de la educación, entre ellas podemos destacar:

Gamificación: La motivación inherente a esa metodología pedagógica, sumada a la cantidad de contenidos educativos que se han digitalizado durante el 2020, aceleró las posibilidades de la gamificación en el aula, ya sea presencial o a distancia. Su uso se ve igualmente beneficiado y potenciado por tendencias no necesariamente vinculadas a las TIC como la disolución de las fronteras entre educación formal e informalo el valor del juego como acelerador del aprendizaje y, también, por la popularidad de los video juegos como forma de ocio, proclives a ser utilizados pedagógicamente.

Programación, la alfabetización del siglo XXI: Sabiendo programar los niños serán capaces de el mundo que les rodea y alcanzar competencias que son muy demandadas por los empleadores. Además, la programación impulsa el trabajo en equipo, ya que hace que todos los niños sean responsables del objetivo. Los alumnos saben buscar información en Internet o manejar aplicaciones, pero desconocen el funcionamiento de los dispositivos. En la sociedad contemporánea el software afecta una parte importante de la vida

Neurociencia y aprendizaje: La neurociencia arroja luz sobre el modo en que el cerebro atiende, procesa y almacena la información, lo cual permite identificar procedimientos eficaces para mejorar la calidad del aprendizaje. Sobre esta premisa emerge la llamada neuro educación, una corriente que aglutina visiones de la pedagogía, la neurobiología y la psicología.

El desarrollo de nuevas tecnologías de visualización cerebral en los últimos años ha permitido obtener información relevante sobre cómo funciona el órgano responsable del aprendizaje. Los últimos avances demuestran que usamos el 100% de un cerebro con un grado tan alto de plasticidad que nos lleva a aprender durante toda la vida. El cerebro humano es extraordinariamente plástico, pudiéndose adaptar su actividad y cambiar su estructura de forma significativa a lo largo de la vida, y no solo en los primeros años de desarrollo como se pensaba anteriormente.

Educación en STEAM, mirar al futuro: Utilizar las nuevas tecnologías poniendo énfasis en las competencias STEM o STEAM renovará las competencias de futuro laboral y educativo. La Educación ha ido evolucionando a lo largo de las épocas. Ahora se atraviesa la era digital y cada vez es más necesario educar a las nuevas generaciones en ese ámbito. El reto es aunar las materias educativas y el paradigma tecnológico. Los centros que ya han puesto en marcha planes para renovar sus métodos educativos han obtenido resultados satisfactorios. Utilizar las nuevas tecnologías poniendo énfasis en las competencias STEMo STEAM renovará las competencias de futuro laboral y educativo.

El término STEM proviene de las siglas en inglés de Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por lo que contempla una Educación en la que estas disciplinas están integradas. Cuando se integra también una vertiente artística, hablamos de STEAM: la “A” correspondería a Artes. Estos son algunos de los beneficios que proporcionan las STEAM: Aunar ciencia y tecnología, aprender sobre la práctica, favorecer el aprendizaje proactivo, entrenar la resolución de problemas, facilitar la retención de conceptos, mejorar la capacidad creativa y la comunicación, fomentar el trabajo en equipo y estimular la autoestima.

La educación híbrida llega para quedarse: La crisis del coronavirus ha tenido un impacto global. La Educación no fue inmune a la pandemia. La Covid-19 reabrió viejos debates y aceleró los procesos de transformación del modelo. La imposibilidad de acudir a clase forzó a los docentes a modificar sus hábitos de trabajo. Internet y la red cobraron protagonismo con una gran fuerza. Los profesores tuvieron que aferrarse al sistema en línea como única manera de impartir sus conocimientos. La Educación híbrida llamaba a su puerta.

El problema surgió cuando el futuro nos atropelló. Porque el modelo híbrido, o más bien la imposibilidad de llevar a cabo el clásico modelo presencial, dejó al descubierto las vergüenzas de la desigualdad de oportunidades tan común en el mundo en que vivimos, además de la falta de preparación de buena parte del profesorado a ese nuevo sistema de trabajo. Porque no se puede usar el modelo presencial para una Educación en línea. Como tampoco el modelo en línea es sustituto de un maestro. Los estudios que han comparado el aprendizaje de los alumnos que han utilizado al 100% el método en línea, con los que han asistido a clases, ponen de manifiesto que la tecnología es un mal sustituto del docente. Un buen profesor lo es porque es capaz de realizar muchas tareas simultáneamente: explicar de forma didáctica, motivar, gestionar la diversidad, identificar a los rezagados, conseguir que los alumnos desarrollen su curiosidad y las ganas de aprender. Y una infinidad de características que la tecnología difícilmente puede sustituir. Es pues una fantasía pensar que la tecnología puede sustituir al profesorado. Pero sí puede convertirse en un buen complemento. Por tanto, lo que sí resulta factible es que, una vez familiarizados con el modelo en línea, se pueda implementar un modelo mixto.

La Educación híbrida, de la que se comenzó a hablar hace 20 años, ha cobrado vigencia para una Educación de masas. Lo ha hecho más por obligación que por convencimiento. Tiene sus cosas buenas, pero también aspectos que mejorar. Lo que sí que ha quedado demostrado es que, más que una moda pasajera, llega para quedarse. Se debe empezar por corregir los fallos de esa primera prueba de laboratorio, obligados por la Covid-19, y tratemos de lograr que el acceso a este nueva Educación híbrida cumpla con esa excelencia a la que aspiramos todos.

Aulas colaborativas: La tendencia es hacia aulas cada vez más abiertas y colaborativas.

¿Cómo adaptar los espacios educativos para que sean seguros en una situación sobrevenida de pandemia? Esa es una pregunta que la Covid-19 trasladó a los centros educativos. También se puso el foco en aula, un entorno que casi no ha cambiado en cientos de años. Sin embargo, al poner el foco en el espacio, esa cuestión recuerda su protagonismo absoluto, no solo a la hora de garantizar las medidas de prevención e higiene necesarias, sino de fomentar el bienestar del alumnado e incluso contribuir en su proceso de aprendizaje. La tendencia es hacia aulas cada vez más abiertas y colaborativas.

Digitales sí, pero también responsables: No se trata de demonizar la tecnología, que se ha demostrado no ya útil sino casi indispensable durante la pandemia y el confinamiento, pero sí de reclamar un uso seguro y responsable, de poner límites, porque, nos recuerdan los expertos, no todo vale.

A inicios de siglo, se decía que era una época llena de nativos digitales multitarea, donde hablar de los riesgos de Internet parecía equivaler a criminalizar la red, cuando es precisamente la naturalidad en el tratamiento de los retos lo que confirma la madurez en la asunción de su necesidad. Nadie empieza diciendo que el auto es muy útil para excusarse por hablar de los accidentes de tráfico y la seguridad vial. No caigamos en lo mismo 20 años después.

Un alumno digitalmente responsable es el que utiliza los medios digitales para su desarrollo positivo y que, al mismo tiempo, contribuye de manera activa al bienestar de las personas con las que se relaciona en línea. Una madre o madre digitalmente responsable es, por su parte quien considera la vida digital de sus hijos como una parte importante e inseparable en la Educación y que pone los medios para mejorarla. En cuanto al docente digitalmente responsable es quien, en el marco curricular y hasta donde le alcancen las posibilidades, procura los medios para que su alumnado desarrolle las competencias necesarias para su pleno desarrollo personal y digital.

Construir el aprendizaje desde las habilidades del alumno: La Educación personalizada requiere un paso más allá de la tradicional visión de adaptar la metodología a las dificultades y posibilidades del escolar. Se avanza hacia la construcción del aprendizaje significativo desde las habilidades del alumno. Para ello, se necesita aligerar los currículums para profundizar más en los contenidos y competencias, estableciendo estrategias de aprendizaje que partan de cada alumno, de tal forma que de forma lo más natural posible, y con la máxima adaptación a cada uno, se adquieran los aprendizajes pretendidos.

Hay que contar con todos los espacios de aprendizaje, incluidos los informales, con un currículo y una programación didáctica que permita atendera cada alumno y contar, con la participación de estos, convirtiéndose el docente en un guía y los propios alumnos aportando sus habilidades y competencias previas para el conjunto del aula y del centro. Se estima que, en promedio, entre el 70% y el 80% del tiempo en el aula el profesor está hablando. Sin embargo, los estudios revelan que cuando se cede el protagonismo al alumno y éste participa de forma activa en el aprendizaje su rendimiento aumenta por lo que, en la práctica, se deberían invertir los roles y hablar menos, pero escuchar más.

La relación entre familia y escuela: Una consecuencia del confinamiento provocado por la pandemia es que de repente las familias se convirtieron en un actor protagonista del hecho educativo al ser el hogar el espacio de aprendizaje. Desgraciadamente, esta transición abrupta de la escuela a casa aumentó las desigualdades escolares, no solo por una cuestión de acceso, es decir, de razones económicas que distinguiera a los alumnos según los dispositivos y conexiones disponibles. También se demostró que la diferencia de nivel formativo de los padres aumenta esas diferencias si desaparece el tamiz igualador de la escuela. Sin embargo, también se evidenció que esa carencia abre una oportunidad a la intervención en la mejora educativa, de tal forma que en lo relativo a esta mejora hay que contar con las familias, no solo como agente promotor sino también como receptor de las políticas educativas. Al ser tan influyentes, mejorar sus tareas educadoras impactan notablemente en una Educación de mayor calidad.

El gran potencial educativo de la práctica y el prototipado: Cuando el conocimiento se pone en práctica, el aprendizaje es mucho más completo. Esa es otra tendencia educativa para los próximos años: proporcionar a los alumnos talleres prácticos relacionados a lo que ellos aprenden de forma teórica. Eso es experimentar, lo que significa, en otras palabras, el prototipado. Es decir, el proceso de crear prototipos: levantar hipótesis, planificar y analizar resultados. El prototipado significa entender, en la práctica, cómo funcionan las cosas, dando sentido al aprendizaje. Éste resulta ser un valor agregado en múltiples situaciones características del ámbito educativo, entre las que se encuentran: Permitir el desarrollo de proyectos a partir de ciertos requisitos, el usuario participa más activamente en la construcción del producto, su uso redunda en una mayor satisfacción del usuario con el producto final, el usuario consta de un mayor conocimiento del producto, ya que trabajado y participa activamente en su diseño y permite a todos los involucrados entender bien y mejor el problema antes de la implementación final.

Quiero detenerme especialmente en este punto, pues es algo que se está implementando a toda marcha en Cuba. La inclusión de la robótica educativa por varias instituciones del país, contribuyendo a la construcción de una sociedad basada en el conocimiento.

Ah, y recuerden, si me ven en algún lugar, me saludan.