Camagüey, Cuba.- Durante las peleas del  boxeador camagüeyano Julio César La Cruz, en Río de Janeiro, si una persona estuvo atenta y emocionada por su hijo,  fue Ana de la Caridad La Cruz Peraza, una criolla de brava estirpe para quien su vástago constituye su vida.

Recientemente, en un encuentro de mujeres, por el aniversario de la organización femenina, a esa agramontina le costó alejarse en medio de una multitud que quería saludarla y tomarse fotos con ella.

Ana de la Caridad atendió a todos, les regaló sonrisas y fotos y sobre todo el orgullo materno de haberle dado a Cuba y a Camagüey, un campeón Olímpico como su hijo Julio César La Cruz.

Refiere la colega Raysa Mestril, que para los agramontinos, esa mujer allí en su barriada de San Juan de Dios, en la ciudad de Camagüey, es tan campeona como su hijo, y aunque NO es la única, esa madre merece también una medalla.