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“Las industrias culturales y creativas son aquellos sectores de actividad organizada que tienen como objeto principal la producción o la reproducción, la promoción, la difusión y la comercialización de bienes, servicios y actividades de contenido cultural, artístico o patrimonial.” Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco)

La Habana, Cuba. – El ático de la Casa de las Tejas Verdes aloja una muy confortable sala de conferencias. El pasado 9 de febrero allí realizó una presentación la Doctora en Ciencias, Master en Ordenamiento Territorial y Urbano, arquitecta Gina Rey: esta profesional fue merecedora del Premio Nacional de Arquitectura 2015 a la Vida y Obra, del Premio Nacional de Cultura Comunitaria y otras distinciones. Asumió la responsabilidad de directora provincial de Planificación Física en La Habana y durante mucho tiempo fue la responsable del Grupo para el Desarrollo Integral de la ciudad, avales que la convierten en una voz autorizada en los temas de la arquitectura y el urbanismo.

La charla de esta prestigiosa profesional versó sobre las potencialidades para el desarrollo de emprendimientos urbanos. Se planteó que como tendencia a nivel mundial, las ciudades integran el desarrollo cultural, social y económico con el desarrollo urbano. Pero lograrlo de manera exitosa es un proceso complejo que demanda de un enfoque integrador de los diferentes actores que participan en el proceso. Una premisa importante en este accionar es el aprovechamiento de los recursos endógenos del territorio, como pueden ser: los culturales, humanos, naturales y otros.

Los acervos propios de la zona deben constituirse en agentes dinamizadores del desarrollo social y económico de las áreas urbanas; pero es imprescindible comprender que llevar a buen término esos proyectos, requiere de tener capacidades para el planeamiento y la gestión urbanas y se debe poseer una visión a largo plazo sobre el desarrollo de la ciudad, lo cual debe integrarse con el desarrollo económico.

Se mencionó que las ciudades cada vez más se constituyen en un punto de localización de servicios avanzados y espacios generadores de innovación. El ordenamiento espacial del territorio debe favorecer la instrumentación de estrategias y proyectos que permitan aprovechar las potencialidades existentes en los hábitats desfavorecidos por el desarrollo urbano. Un elemento importante es que la aparición de emprendimientos económicos urbanos en los sectores menospreciados, es una vía para lograr la sostenibilidad económica de los procesos de rehabilitación y desarrollo.

La experta considera que existen factores que favorecen el desarrollo de emprendimientos en Cuba, entre estos: las facultades concedidas a los gobiernos municipales para gestionar el desarrollo local y promover nuevos proyectos con participación de todos los actores económicos del territorio. Otro aspecto es el surgimiento de nuevos actores económicos como las cooperativas, las micro, pequeñas y medianas empresas y los emprendedores individuales. No se puede descartar la presencia de numerosos profesionales universitarios y técnicos (quizás la mayor fortaleza) y la existencia de universidades y centros de investigación con presencia territorial que hacen posible el desarrollo de ideas innovadoras.

Gina enfatizó en el emprendimiento cultural como una de las formas de emprendimiento económico más avanzada y que muestra resultados más exitosos. Esto se logra porque se sustenta  en los recursos locales: la cultura y sus manifestaciones, el patrimonio cultural, los saberes y las identidades del lugar. Ese tipo de emprendimiento favorece la diversidad cultural y reconoce el valor del oficio y de las prácticas de los individuos basadas en las culturas. Además, aporta al desarrollo de la economía sostenible por estar basada en recursos propios. Otro factor favorable es la creación de empleos, lo cual incide positivamente en las condiciones de vida de la comunidad.

También se habló de las economías creativas, las industrias culturales y creativas, los ciclos de emprendimientos culturales, de los clústeres urbanos (grupo de empresas e instituciones interrelacionadas) y se comentaron algunas experiencias internacionales. La ponente tomó como caso de estudio a Centro Habana y mencionó varios casos exitosos. Se planteó la hipótesis de que ese municipio capitalino pudiera dejar de ser una carga para la ciudad si se aprovechara el vasto patrimonio cultural que posee y su gran riqueza y diversidad. Esas condiciones pueden y deben ser explotadas en beneficio de la rehabilitación y la regeneración urbana.

Gina Rey terminó su conferencia con dos ideas: la primera, que las nuevas atribuciones de los municipios dirigidas a promover y gestionar el desarrollo local, crean las condiciones para potenciar la innovación y elevar la calidad de vida de la población y la segunda, que los emprendimientos urbanos basados en los recursos locales permiten el desarrollo de las economías creativas, las cuales son capaces de generar ingresos económicos que permitan financiar los procesos de rehabilitación y regeneración urbanos.

Los presentes en ese espacio de intercambio ganamos conciencia de que el terruño, cualquiera que este sea, puede y tiene que convertirse en generador de recursos. La creatividad de sus líderes y pobladores es la clave para lograrlo.

Con esto culmino y recuerde, si me ve por ahí, me saluda.