La Habana, Cuba. – No hablaré de la lluvia tremenda que cayó ayer, ni del juego del Team Asere que nos tuvo en vilo a todos, me dedicaré a comentar sobre algo de lo que fui protagonista en la tarde del domingo, aunque no es mi área del conocimiento, la función del Ballet Nacional de Cuba de este fin de semana.

El programa estuvo conformado por cinco obras Se inició con: “Love Fear Loss”, una coreografía de Ricardo Amarante con música de Marguerite Monnot, Jaques Brel y Charles Dumont. Es un ballet inspirado en la vida de la cantante francesa Édith Piaf, y en sus antológicas interpretaciones de obras, que de alguna manera, son un fiel reflejo de su trágica vida amorosa. Sucesivamente, mediante cada pas de deux, la obra lleva al espectador a una experiencia de relación de pareja, en las que sobre la diversa complejidad habitual se superponen, en cada caso, los sentimientos de amor, miedo y pérdida.

La segunda pieza, estreno, fue “Otra bella cubana”, coreografiada por Susana Pons, con música de Eme Alfonso. La obra trata de explorar otra manera de asumir el referente de pieza “La bella cubana” de José White, regresando a una historia femenina, algo permanente en la obra de la Pons.

El tercer ballet, estreno en Cuba, fue “A fuego lento” de Ricardo Amarante con música de Lalo Schifrin, Astor Piazzolla y Sayo Kosugi. Es pasión, un desafió de ballet en el género neoclásico sobre sentimientos que estremecen la sangre de los amantes. A través de los intérpretes, los sentimientos de amor, pasión y deseo reflejan en la danza la llama lenta, pero luminosa, que encienden. El tango juega un papel muy importante en esta creación, dada su sensualidad.

Como cuarta coreografía se escogió, un estreno en el repertorio del Ballet Nacional de Cuba, “Ballet 101” de Eric Gauthier; un “simpático curso acelerado” de ballet que partiendo de las cinco posiciones básicas, extiende las posibilidades expresivas del bailarín con referencias a ballets de repertorio y alude a formas características empleadas por famosos coreógrafos. En el primer tiempo se muestran las posiciones; en el segundo, estas se combinan al azar para crear una sorpresiva coreografía.

Para cerrar se escogió “Concierto DSCH” una coreografía de Alexey Ratmansky con música de Dimitri Shostakovich. Es un ballet inspirado por la música del compositor (las iniciales del título aluden al nombre y apellido del gran compositor ruso), en las sugerencias y emociones que provocaron en el coreógrafo esa partitura, que según sus propias palabras, es un fiel reflejo del optimismo, la alegría e idealismo de una generación.

A mí, en lo personal, me gustan los nuevos aires del BNC, se abrió a nuevas corrientes y eso es positivo, es crecimiento y desarrollo. Bon voyage, Viengsay. Las próximas funciones serán los días 23, 24, 25 y 26 de marzo. Ah, y recuerden si me ven por ahí, me saludan.

Foto y Video: Carlos del Porto