Por: Carlos del Porto Blanco
El baile es la música hecha visible. George Balanchine.
Se desataron los demonios sobre Cuba en pleno Festival Internacional de Ballet “Alicia Alonso”, pero el arte pudo más que la fuerza de los vientos y las limitaciones que enfrenta el sistema electroenérgetico. La resiliencia del pueblo de la Isla se puso de manifestó. A las 72 horas del paso del huracán Rafael por el occidente del país y aún con una gran parte de la ciudad de La Habana sin electricidad, la danza volvió a la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba, donde sus trabajadores lo tuvieron todo alistado, como si nada hubiese ocurrido.
La función, de la tarde del sábado 9 fue el cierre del bloque de presentaciones del clásico de clásicos de la danza, El Lago de los Cisnes. El inicio de esta temporada contó con la presencia del gran bailarín argentino Julio Boca, a quien se homenajeó en la función del 1 de noviembre. Boca bailó por primera y última vez este ballet en Festivales Internacionales de Ballet de La Habana, el 31 de octubre de 1986 y el 4 de noviembre de 2006, respectivamente. En el agasajo estuvo acompañado por las dos compañeras que tuvo en esas funciones, Ofelia González y Anette Delgado, respectivamente. Además, se conmemoró el 70 aniversario del estreno de la versión completa de esa obra en América Latina por el Ballet Nacional de Cuba, entonces Alicia Alonso.
El ballet Lago de los Cisnes, en tres actos y un epílogo, es un cuento de hadas-ballet estructurado en cuatro actos en su versión original. Esta pieza fue encargada por el Teatro Bolshói en 1875 y se estrenó en 1877. La música fue compuesta por el gran compositor ruso Piotr Ilich Chaikovski; se trata de su op. 20 y fue el primero de sus ballets. La coreografía en la producción original fue creada por Julius Reisingerm y el libreto se cree que fue escrito por Vladímir Petróvich Béguichev y Vasily Geltser.
La primera representación tuvo lugar el 4 de marzo de 1877 en el Teatro Bolshói de Moscú. Contrario a su gran reconocimiento actual, la obra estuvo rodeada de reveses desde su estreno; además de su pobre producción inicial, las creaciones de la música y la coreografía original no estuvieron ajustads debido a desacuerdos técnicos entre las partes, pues Chaikovski (poco familiarizado con la composición de ballets) trabajó de forma rápida, innovadora y despreocupada en una partitura que terminaría desconcertando a Reisinger. Todo ello hizo que la obra no fuese bien aceptada ni por el público ni por la crítica la cual se expresó con palabras como “difícilmente se convertirá en un ballet de repertorio y nadie lo va a lamentar”
Sin embargo, el 15 de enero de 1895 en el Teatro Mariinski de San Petersburgo, Rusia, la obra logra su primer gran éxito con una nueva coreografía a cargo de Marius Petipa y Lev Ivanov. Las primeras ideas que tuvo Chaikovski acerca del Lago de los Cisnes fueron olvidadas, y la música que él compuso para el concierto de Bolshói desapareció. Y a pesar de las numerosas versiones, composiciones, historia y estructura que existen de ese «cuento de hadas», a la fecha no se ha creado uno que represente la idea principal que Chaikovsky tuvo cuando comenzó a escribir su música.
Desde entonces, numerosas revisiones y puestas en escena mantuvieron fresca esa subestimada obra de modo que para mediados de los años 40 del siglo XX empezó a ser ampliamente reconocida como paradigma del ballet. El Lago de los Cisnes bailado con la música de Chaikovski es actualmente uno de los más reputados títulos del ballet mundial y una de las mayores exportaciones artísticas de la Rusia imperial, así como una de las obras emblemáticas del compositor. Una de esas versiones es la elaborada por Alicia Alonso, que es la que se presentó en estos días.
Muchos críticos han puesto en duda la fuente original de la historia. El libreto se basa en un cuento Der geraubte Schleier (El velo robado), del escritor alemán Johann Karl August Musäus, aunque esa historia sólo proporciona las líneas generales de la trama del ballet. El cuento popular ruso El Pato Blanco tiene también semejanza con la historia de la pieza danzaria y puede haber sido otra posible fuente. Los contemporáneos de Chaikovski recordaban que el compositor tenía gran interés en la historia de la vida del rey Luis II de Baviera, cuya trágica vida supuestamente había estado marcada por el signo del cisne y que conscientemente o no, fue elegido como el prototipo del soñador príncipe Siegfried. El patriarca del ballet ruso Fiódor Lopujov calificó El Lago de los Cisnes como un «ballet nacional» debido a sus cisnes, que argumentó, tienen su origen en fuentes lírico románticas rusas, aunque muchos de los movimientos del cuerpo de baile provienen de danzas circulares eslavas. Según Lopujov, «tanto la trama del ballet como la imagen del cisne y la idea misma de un amor fiel son esencialmente de Rusia«.
El Lago de los Cisnes suele representarse, fuera de Rusia y Europa del Este, en cuatro actos y cuatro escenas; o en tres actos y cuatro escenas en Rusia y Europa del Este.
Para la descripción del argumento, asumiré como base el programa de mano elaborado por Ahmed Piñeiro Fernández.
Prólogo
Sólo se incluye en algunas versiones esa escena, en la que un bosque oscuro, acompañado por la Obertura muestra la transformación real por la que la princesa Odette es convertida por primera vez en un cisne. En la versión de Alicia Alonso, no se utiliza.
Acto I
La acción se ubica en el último tercio del siglo XV, en un lugar de Europa Central. El príncipe Siegfried cumple su mayoría de edad y los campesinos, que lo aman, le han preparado una fiesta en los jardines del castillo, con la complicidad de Wolfang, su tutor, Benno, su más cercano amigo y el bufón de la corte. En un momento del agasajo, irrumpe encolerizada la reina Madre, quien muestra su disgusto por la afición de su hijo a compartir con jóvenes campesinos que no son de su clase.
La soberana increpa a Siegfried y le recuerda que, por haber arribado a la mayoría de edad, debe elegir esposa entre las princesas de los reinos vecinos que en ese momento son sus huéspedes, elección que tendrá lugar en la fiesta que con ese objetivo se celebrará al día siguiente. Esa situación provoca contrariedad en el príncipe, que sueña con encontrar el amor ideal. Para alegrar al entristecido joven, los campesinos representan una parodia sobre la ceremonia para elegir esposa, pero eso acentúa la preocupación de Siegfried. Cae la noche y de pronto se siente el rumor del vuelo de una bandada de cisnes. El Príncipe se siente misteriosamente atraído por ellos, pide su ballesta y los persigue, internándose en el bosque.
Acto II
En la persecución de los cisnes, Siegfried llega a un lago en medio del bosque, lugar en el que percibe una rara atmosfera de embrujamiento. Las ruinas de un castillo, a orillas del lago, sugieren que allí existió vida en otro tiempo, pero del posible reino que antes fue, queda sólo un sombrío y misterioso paraje. El Príncipe divisa, al frente de la bandada de cisnes, a uno que supera a todos en belleza. Cuando se dispone a disparar su ballesta, ante su asombro, el ave se transforma en una joven hermosa, que aún conserva ciertas características del cisne.
Subyugado, trata de retenerla, pero ella lo rechaza asustada. Finalmente, le cuenta que su nombre es Odette, princesa de aquel reino destruido, y que al igual que todas las damas de su corte, ha sido transformada en cisne por el hechicero von Rothbart, y sólo les es permitido recuperar su forma humana desde la medianoche hasta las primeras luces del alba. Ese encantamiento se romperá cuando un joven le juré, a ella, fidelidad amorosa, y esté dispuesto a entregar su vida por ese prpósito. Siegfried ve en Odette el ideal soñado y le expresa su amor bajo juramento. Amanece, llega el hechicero y Siegfried amenaza con matarlo, pero Odette intercede ya que, si von Rothbart muere antes de que se rompa el hechizo, el encantamiento nunca se podrá deshacer. El hechicero provoca que las jóvenes se conviertan en cisnes nuevamente y Odette convertida en cisne se aleja para evitar que el Príncipe rompa el hechizo, ante los ojos atónitos de éste.
Acto III
En el castillo se celebra la fiesta anunciada por la Reina, en la que el Príncipe deberá elegir esposa. Pero Siegfried sólo piensa en Odette y en la promesa que le hiciera a esta. Luego de la presentación de las princesas procedentes de los distintos reinos, y de la ejecución de danzas de sus respectivos países, se anuncia la llegada inesperada de un desconocido y extraño personaje, que dice llamarse von Rothbart, noble del principado del Cisne Negro, que trae consigo a una bellísima mujer, a la cual presenta como su hija Odile. En el enigmático rostro de Odile, Siegfried cree descubrir los rasgos de Odette y se fascina con la visitante. Seducido y victima del engaño, el Príncipe elige a Odile como esposa. Pero ella no es más que una creación malvada del hechicero para lograr que el joven quebrante su juramento de amor. Entonces, von Rothbart y Odile se burlan de Siegfried, quien comprende su involuntaria traición y corre desesperado en busca de Odette.
Es en este punto donde la versión de Alicia Alonso difiere de la original, Alicia incorpora un epílogo y la versión clásica tiene un cuarto acto. Comentaré ambas variantes.
Acto IV
A las orillas del lago las jóvenes-cisnes esperan tristemente la llegada de Odette. Ella llega llorando desesperada por la traición de Siegfried y les cuenta los tristes acontecimientos de la fiesta en el palacio. Las doncellas cisnes tratan de consolarla, pero ella se resigna a la muerte. Aparece Siegfried implorando su perdón. Ella lo perdona y la pareja reafirma su amor. Von Rothbart aparece e insiste en que el Príncipe cumpla su promesa de casarse con Odile, después de lo cual Odette se transformará en un cisne para siempre. Siegfried y Odette luchan contra él, pero todo es en vano, pues el maleficio no puede ser deshecho. El Príncipe elige morir junto a Odette, así que los dos enamorados se suicidan lanzándose al lago. Ese sacrificio de amor rompe el hechizo de von Rothbart sobre las doncellas cisnes, haciéndole perder su poder sobre ellas y morir. Al amanecer aparecen sobre el lago los espíritus de Odette y Siegfried, ya juntos para siempre subiendo a las regiones celestiales.
Epílogo de la versión de Alicia Alono
En el lago Odette hace saber a los otros cisnes la traición de la que ha sido víctima. Llega el Príncipe, en busca del perdón de la Princesa Cisne, pero las aves se interponen entre ambos. Odette implora por él y finalmente el amor los une. Siegfried, que está dispuesto a dar la vida por cumplir su promesa se enfrenta al maléfico von Rothbart, y con la fuerza de su amor lo vence. Se rompe así el encantamiento, y luego de una metamorfosis en que los cisnes se convierten en doncellas, Odette y Sigfried se reúnen en la apoteosis de su amor.
Los papeles principales en esta función fueron defendidas en el primer acto por Semyon Chudin del Ballet, ruso, Bolshói, como el Príncipe Siegfried. En el segundo acto, María Ilushkina, del Ballet, ruso, Mariinsky, fue Odette, Semyon Chudin, el Príncipe Siegfried y Carlos López, del Ballet Nacional de Cuba, el hechicero von Rothbart. El tercer acto tuvo a los portugueses, miembros del del Ballet Estatal de Baviera, Alemania, Margarita Fernándes como Odile y a Antonio Casalinho, como el Príncipe Siegfried, así como a Ernesto Díaz, del Ballet Nacional de Cuba, como von Rothbart.
La Orquesta Sinfónica del Gran Teatro de la Habana “Alicia Alonso” estuvo guiada por el director invitado Nikolay Shugaev de Rusia.
Fue una larga noche, que pasó como un instante, y que mostró el poder del buen arte, insufló ánimo y fuerzas a los asistentes para continuar con la recuperación de los daños provocados por Rafael.