Carlos del Porto Blanco
“El ballet es una danza ejecutada por el alma humana”. Alexander Pushkin
El Ballet Nacional de Cuba culmina el 2024 e inicia el 2025 con la presentación del ballet Cascanueces, como es habitual, en la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba. Las funciones se dedicarán al aniversario 120 del nacimiento de Alejo Carpentier, al 110 de Fernando Alonso y al aniversario 66 de la Revolución; y tuvo como intérpretes del personaje del Hada Garapiñada a la primera bailarina Gretel Morejón los días 28 de diciembre y 1 de enero y a Gabriela Druyet el día 29 de diciembre.
Esta obra de dos actos y cinco escenas, se estrenó, junto con la ópera Yolanta, el 18 de diciembre de 1892. Su historia se inicia en el año 1890 cuando Iván Vsevolovski, director de los Teatros Imperiales Rusos, se inspira en el cuento “El cascanueces y el rey de los ratones” del escritor alemán Ernst Theodore Amadeus Hoffmann. Vsevolovski solicitó a Piotr Illich Chaikovski la composición de una nueva partitura lírica en un acto y un ballet, para su presentación en el teatro Mariinsky de San Petersburgo. El libreto fue encargado a Marius Petipa.
Un elemento curioso de la música es que Chaikovski decidió utilizar la celesta. Ese es un instrumento musical creado en Francia en 1886, parecido al piano, de menor tamaño, y a diferencia de aquel producía sonidos similares a toques de campana mediante martillos que golpean sobre barras de metal. El compositor ruso fue el primero en usar ese instrumento en su país, y lo empleó en la variación del Hada Garapiñada.
El primer acto se desarrolla en la casa de Clara durante la celebración de la navidad. Los invitados admiran la hermosa decoración del tradicional árbol creado para esa fiesta. Aparece Drosselmeyer, padrino de Clara, quien es un visitante esperado con ansiedad por los niños por asombrar a todos con sus magias y con los muñecos que construye. Tres de ellos, Petruchka, La Muñeca y el Moro, situados en un pequeño teatro, representan una alegoría sobre la historia de la primera.
Drosselmeyer le obsequia a Clara un cascanueces en forma de soldado, que la niña recibe con alegría. Su hermano, celoso por el regalo, rompe el cascanueces lo que hace que Clara se entristezca, pero Drosselmeyer arregla el ingenioso artefacto, se lo devuelve a Clara y ella lo coloca junto al árbol. Los niños son llevados a dormir y los invitados se despiden. Clara, medio adormecida, regresa al salón en busca de su juguete. De pronto, ve con asombro y temor como el árbol de navidad crece y alcanza un gran tamaño. Numerosos ratones surgen en todas partes y la agreden. En ese instante, suenan las campanadas del reloj, el cascanueces cobra vida y un ejército de soldados de juguetes vence a los ratones. Drosselmeyer invita a Clara y al cascanueces a viajar por el país de las nieves. Allí junto a la montaña, la Reina y el Príncipe de las Nieves, y su corte de copos de nieve, danzan para ellos.
En el segundo acto, Clara y el cascanueces, conducidos por la magia de Drosselmeyer, llegan al Reino de los Dulces, donde son bienvenidos. El Hada Garapiñada, su caballero y otros personajes de ese fantástico país, agasajan a los recién llegados. Al terminar la fiesta, Clara es despertada, de lo que pareció ser un maravilloso sueño, mientras cascanueces descansa en su regazo.
Este ballet se estrenó en Cuba el 15 de febrero de 1917, con la actuación de Anna Pávlova y su compañía en el Teatro Nacional, hoy Gran Teatro de La Habana “Alicia Alonso”. El 5 de noviembre de 1998 se estrena en el Teatro Nacional de Cuba, durante el 16 Festival Internacional de Ballet de La Habana y como parte de los festejos por el aniversario 50 del Ballet, la versión coreográfica de la obra integral concebida por Alicia Alonso.