Amantes y bailadores camagüeyanos acudieron al cierre hoy de Timbalaye, la fiesta de la rumba cubana, declarada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

La novena edición del Festival Internacional de la Rumba se enfocó en explicar la trascendencia de la misma y su contribución al turismo cultural, en un año declarado como Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo.

La Plaza del Gallo, una de las más visitadas, acogió el programa interactivo que hizo gala de las tradiciones africanas, dijo el director del Ballet Folclórico de Camagüey, Reinaldo Echemendía.

El maestro de la segunda compañía de ese tipo más importante en Cuba sentenció que el Festival Internacional de la Rumba Timbalaye es una forma de profundizar en nuestras raíces y tradiciones, que conforman la esencia de la identidad cultural.