Granma, Cuba. – Como en tiempos antiguos, pico, pala, coa y machete se unen a manos campesinas para restituir la operatividad de la vida en las montañas.
Los pobladores del lomerío inician esenciales labores de recuperación tras el paso devastador del huracán Melissa, que dañó infraestructuras y ambientes, y provocó que la rutinaria existencia allí cambiara radicalmente.
Según la tradición, lo que naturaleza descompone los hombres lo restituyen. Dijo el ingeniero informático y comunicador empírico Ulises Ramírez Aguilar, un nativo de las tierras altas de Bartolomé Masó convertido en hábil restaurador, que el privilegio de la serenidad, belleza y laboriosidad retornará en breve.
Aseguró que trabajan colectivamente para que los recorridos hacia los sembradíos, el buchito de café en la vecindad, los niños uniformados y el plácido atardecer viendo ir y venir senderistas, vuelva a las montañas.

Conexión de vuelta
Según el guía montañés Rogelio Mendoza, el ciclón tumbó palmas y ceibas y tapó la carretera hacia el Pico Real del Turquino. Los especialistas confirman que la útil vía está interrumpida en varios tramos; los derrumbes provocaron que enormes rocas y miles de metros cúbicos de tierra obstaculizaran el paso vehicular.
Igual ocurrió con trillos, senderos, terraplenes y caminos, decisivos para el sector agropecuario, turístico y los servicios a la población. Entonces, vecinos multi oficios del asentamiento Santo Domingo, en urgente instinto conservador, con sus utensilios y animales de monta y carga, abren pasos después del huracán.
Ya se puede transitar, asegura en una directa por la red social Féisbuk Yisel Delgado, trabajadora de la agencia ECOTUR.
Son los primeros signos de la recuperación, dice el Consejo de Defensa de Bartolomé Masó. Hasta que lleguen equipos, avanza la reconstrucción.

Trabajo transformador
Las bellezas ecológicas y las tradiciones de la Sierra Maestra atraen cada año a miles de entusiastas amantes de la naturaleza, tanto de Cuba como del exterior.
Pero para apreciar el simbolismo de las rústicas instalaciones de la Comandancia general del Ejército Rebelde, perfectamente camufladas entre la vegetación, o ascender hasta la elevación más alta del país, el Pico Real del Turquino, se necesitan vías bien conservadas.
Esa labor le corresponde a las empresas especializadas y también a los pobladores de las comunidades circundantes, precisan las autoridades locales.
Ulises, Yisel y Rogelio, fuentes primarias para esta crónica, interpretan correcta la exigencia gubernamental, porque los daños al entorno serrano, también perjudican nuestras vidas y desempeños, aseguran. De ahí que la colectividad apoye siempre, y repare caminos, viviendas y sembradíos.