Carlos del Porto Blanco
La columna de hoy, abordará una novela negra con asesinatos por resolver, “Sobre los huesos de los muertos” de la escritora polaca Olga Tokarczuk, en la que surge un planteo: ¿pueden los animales vengarse de los seres humanos por todo el mal que les causan? La protagonista plantea una hipótesis: es la venganza de los animales por todo el daño que les hacemos. “Los animales tienen muy desarrollado el sentido de la justicia”, dice. Obviamente la tratan de loca.
De un país dan fe sus animales. Nuestra actitud hacia ellos. Si la gente se comporta brutalmente con los animales, no hay democracia que pueda ayudarlos, ni nada en absoluto. Janina Duszejko, protagonista de “Sobre los huesos de los muertos” de Olga Tokarczuk
La escritora polaca Olga Nawoja Tokarczuk, nacida en Sulechów, Polonia, el 29 de enero de 1962, poco conocida en Cuba, confirma en Sobre los huesos de los muertos su estatus como una de las voces literarias más poderosas y originales de Europa. Esta novela invita a adentrarnos en un paraje rural y montañoso de Polonia, donde la nieve, el aislamiento y el ambiente hostil son apenas el telón de fondo de una historia que combina el misterio clásico con una profunda reflexión sobre la relación del ser humano con la naturaleza. La escritora y ensayista polaca, autora de adaptaciones escénicas, poeta y psicóloga. Ganó el Premio Literario Nike de literatura polaca, el Brückepreis, el Kulturhuset, el Man Booker International y del Premio Nobel de Literatura de 2018 anunciado el 10 de octubre de 2019.
El primer párrafo de la novela nos dice, “He llegado a una edad y a un estado en que cada noche antes de acostarme debería lavarme los pies y arreglarme conciencia por si tuviera que venir a buscarme una ambulancia”. La obra en cuestión tiene como protagonista, Janina Duszejko, una ingeniera retirada, solitaria, aficionada a la astrología, traductora de William Blake y defensora apasionada de los animales. Todo cambia cuando en su remoto pueblo comienzan a aparecer muertos varios cazadores furtivos y figuras locales relacionadas con la violencia contra la fauna. Cada cuerpo es hallado en circunstancias extrañas, siempre con huellas de animales cerca. Janina sostiene una teoría insólita: los animales podrían estar vengándose de los humanos por los abusos cometidos en su contra.
A partir de ahí, la novela avanza como un thriller —con reminiscencias de Agatha Christie— pero pronto se despliega como mucho más: una comedia oscura, una fábula ecológica y manifiesto feminista, y, sobre todo, una invitación a cuestionar los límites de la justicia, la cordura y la empatía.
La autora utiliza el género policiaco solo como punto de partida. El verdadero hilo conductor es una mirada crítica hacia la sociedad rural, el patriarcado y el trato que se da a los animales, enmarcado todo ello en una prosa salpicada de humor negro y referencias literarias, especialmente al poeta inglés William Blake, cuyo verso da título al libro y cuyas citas abren cada capítulo. El relato no oculta su carga ideológica: denuncia el especismo (la consideración inferior de ciertos seres vivos), la violencia de género y la marginalidad a la que se condena a los mayores en el mundo contemporáneo. La protagonista, lejos del convencional “detective”, es una mujer mayor, tildada de excéntrica, cuya sensibilidad, ira y sentido de la justicia desafían a su entorno y al propio lector.
Sobre los huesos de los muertos es, sobre todo, una obra que incomoda y deslumbra. Invita a repensar nuestro lugar en el mundo y nuestra relación con la naturaleza, con tintes de fábula y al mismo tiempo sin perder altura literaria ni capacidad de denuncia. Brilla especialmente por su caracterización de personajes y el inteligente uso del suspense para conducirnos, casi sin darnos cuenta, a penetrar en los temas más incómodos y candentes de nuestro tiempo.
Las múltiples capas de lectura y la personalidad arrolladora de Janina Duszejko convierten a la novela no sólo en una experiencia literaria apasionante, sino en una llamada urgente a cuestionar la ética dominante y a escuchar otras voces, humanas y no humanas. Tokarczuk ofrece una novela inteligente, incómoda y necesaria, donde el crimen y lo sobrenatural son excusas para hablar del sentido de la justicia, la soledad, la compasión y el derecho a la rabia frente a lo que el mundo considera “locura”.
En definitiva, es un libro memorable de una escritora magistral, todo un descubrimiento para quienes aún no se habían acercado a ella. Y para dar un final digno a la entrada sobre este libro nada mejor que hacerlo con una cita que aparece sobre el final del mismo que muestra los valores que mueven a la heroína de la obra y, quizás, a su autora: “… Es muy simple: si los otros son felices eso permite que nosotros lo seamos. Es la economía más sencilla del mundo…”