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Carlos del Porto Blanco

El ballet se crea sobre bellas líneas y formas. Si lo que oyes y lo que ves encajan, la experiencia es emocionante. Martin Fridmann

El pasado fin de semana la danza fue el centro de la vida cultural de La Habana. El Ballet de Monte-Carlo, bajo la presidencia de Su Alteza Real, Carolina, Princesa de Hanover, presentó en la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba, su espectáculo Core Meu, a lleno completo.

Mónaco, oficialmente, Principado de Mónaco, es un micro-Estado, situado en Europa Occidental, su forma de gobierno es una monarquía constitucional. Su territorio está organizado en nueve distritos residenciales, agrupados en cuatro distritos tradicionales.

El Principado se encuentra entre el mar Mediterráneo y las bajas estribaciones de los Alpes, enclavado en la Riviera francesa. Tiene frontera terrestre con Francia (5469 metros) y se encuentra en la cercanía de la frontera franco-italiana. Posee una costa de 3829 metros, y un ancho que varía entre los 1700 y 349 metros. El punto más alto del país es el sendero Chemin des Révoires, con una altitud de 164.4 metros sobre el nivel del mar

Mónaco es uno de los seis micro-Estados Europeos; es el segundo Estado más pequeño del mundo (es el de menor superficie de los representados en la ONU), tras el Estado de la Ciudad del Vaticano, y el primero por densidad de población. Mónaco era un principado italiano, y estuvo ligado a Italia, y a España como protectorado durante un siglo (de 1524 a 1641, cuando la guarnición española fue expulsada), hasta la invasión y anexión francesa del condado de Niza en 1860; hasta entonces, la lengua oficial era la lengua italiana. La lengua monegasca es una variante del idioma ligur.

Según el programa de mano, Core Meu, es una consecuencia del ballet que Jean-Christophe maillot presentó el 1 de julio de 2017. Al filo de la medianoche, el evento fue una ocasión sin precedentes, en la que los Ballets de Monte-Carlo se mezclaron con los miembros del público, estos últimos reunidos alrededor de la compañía como en una arena. El coreógrafo decidió reescribir toda la pieza, coloreándola con una paleta emocional más matizada y, sobre todo, dotándola de una técnica clásica más exigente que obliga a los bailarines a ir al límite de sus capacidades.

Aunque el ballet ofrece el mismo derroche de energía, sensualidad y precisión, esta vez se diferencia en que los bailarines se presentan de frente, en un teatro y no en medio de una plaza. Dado que una perspectiva a la italiana no ofrece las mismas vistas que un anfiteatro, Jean-Christophe Maillot ha revisado a fondo su Core Meu. Mientras que el primer ballet le obligaba a trabajar como un escultor que le da la vuelta a su obra, esta nueva versión le coloca en la posición de un pintor frente al la tela en blanco.

Completamente reelaborada, la pieza ofrece un encuentro cumbre entre la tarantela y el tecnicismo de una compañía de ballet en plena posesión de sus recursos. Renueva el arte de esta danza tradicional y abre nuevos horizontes a la danza clásica. Core Meu es una continuación del enfoque que ha distinguido al coreógrafo-director de Les Ballets de Monte-Carlo durante más de treinta años: una apropiación de un vocabulario académico que está en sintonía con los tiempos y las emociones y preocupaciones de hoy en día. La música de Salento, interpretada por Antonio Castrignanò y su orquesta de Apulia, será también una fuente de emoción, ya que una vez más acompañarán a los bailarines en escena en una pieza visceral y jubilosa.

Como parte de la función de despedida se entregó por parte del presidente de la Feria Internacional Cubadisco, Jorge Gómez el Premio de Honor del Instituto Cubano de la Música y la Feria Internacional Cubadisco a Antonio Castrignano, por el aliento renovador de su presencia de en una de esas músicas inmortales que los cubanos vivimos como propias. Y la presidenta del Instituto Cubano de la Música, Indira Fajardo, el Premio de Honor del Instituto Cubano de la Música y la Feria Internacional Cubadisco, al Ballet de Montecarlo a la presidenta de la institución, Su Alteza Real, Carolina, Princesa de Hanover, por su historia de maravillas, y su presunte fecundo… por permitirnos este abrazo.

Cuando parecía que había que regresar a casa, se sintió el sonido de los tambores batá y un canto yoruba, acompañaban a los músicos por uno de los pasillos del teatro, un grupo de bailarines de Danza Contemporánea de Cuba. Al llegar al escenario se sumaron al Ballet de Monte-Carlo, fue la apoteosis de los bailarines de ambas compañías, todo mezclado como dijo Guillen, apoyados por un público delirante, que hubiese estado otra hora disfrutando de la maravillas de la danza. Solo me resta decir. Que se repita.

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