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Miguel Gerardo Valdés Pérez *

En el todavía reciente contexto de celebración del centenario de la radio cubana, Miriam Rodríguez Betancourt, hace entrega de Memoria y olvido: L. Díaz de la Nuez. Un siglo de la radio en Cuba,  de la Editorial Aquitania, Siglo XXI.

El título,  pudiera sugerir un recorrido  histórico de un medio de comunicación que ha acompañado –y acompaña- la vida de diversos segmentos de oyentes; pero bastan la primeras palabras de  la Nota de autora,  para comprender, que en sus páginas, se trasciende la simple  cronología de hechos, para develar el contorno humano y profesional de un escritor que marcó hitos en la radiodifusión cubana de la segunda mitad del siglo XX.

Creador de uno de los espacios radiales de mayor impacto en el medio,  Leovigildo Díaz de la Nuez se inscribe como precursor  de la temática social y ambiente rural.

Guillermo Sandoval  y  Yayo Sandoval, entregas de 1942 para las emisoras Radio Lavín y Mil Diez, contaron con el éxito que, posteriormente, daría paso  a Las aventuras de Leonardo Moncada, El titán de la Llanura; una novela de fuerte arraigo popular  que se mantendría, durante dos décadas,  en las preferencias y  en el imaginario campesino.

CMQ, RHC Cadena Azul y Radio Progreso -donde ocupó el cargo de jefe de producción, antes y después del triunfo revolucionario  de 1959- contaron con su vasta producción, entre ellas: Romances campesinos, Corazón mambí, La novela guajira, Fiesta en la cooperativa, Fiesta en la granja, Estampas criollas.  La televisión, en el espacio Horizontes, transmitió su novela Tiempo Muerto.  

Escritor fecundo, también publicó cuentos y relatos en importantes espacios impresos como Magazine de Hoy y Carteles. Sus novelas Las fiestas de Veranes (1977), El regreso del Krause Park (1985) y sus cuentos, A media noche un son (1978), han sido analizados, con favorable crítica literaria,  por notables investigadores y ensayistas, como Mirta Yáñez Quiñoá

Dos de sus novelas fueron publicadas por la colección Manjuarí de la Unión de Escritores y Artista de Cuba y reseñadas, por los ensayistas y poetas, Félix Pita Rodríguez y Nancy Morejón. Otros importantes investigadores de la época valoraron muy positivamente su  producción literaria.

Necesario sería, en las cortas líneas que la reseña de un texto obliga, resaltar los indiscutibles valores investigativos  que para la historia de la radio en Cuba quedarán en la entrega de la profesora de varias generaciones de periodistas y Premio Nacional de Periodismo “José Martí” (2010), Doctora en Ciencias de la Comunicación, Miriam Rodríguez Betancourt.

En criterio de quien  la redacta,  la dimensión testimonial humana  atrapa al lector desde primer momento y lo convence, con una narrativa que trasciende lo anecdótico, en espiral  ascendente, para involucrarlo en  los planos emocionales.

Los fragmentos epistolares (1990-2001) de una correspondencia personal sostenida con la autora,  entre 1990 y 2001, resultan elocuentes  para el criterio de que Díaz de la Nuez  merece reconocimiento  por su creación  literaria; pero también,  por sus cualidades humanas, su conocimiento y defensa de la obra de José Martí  y Nicolás Guillén, y por sus aportes  a la radiodifusión  nacional.

“Estoy muy claro respecto de qué cosa de memorias importan por la importancia del que evoca o porque lo evocado tiene toda la importancia y trascendencia”, escribiría con humildad, en mayo del 1997, Leovigildo Díaz de la Nuez, a la autora del libro.

Estructurado en cinco capítulos,  La huella de su obra en Cuba,  deviene colofón capitular  con la opinión de relevantes  personalidades de la cultura cubana contemporánea. Cada frase que subtitula lo expresado por los entrevistados conserva  la dramaturgia narrativa, cuyo clímax, se logra con el recuerdo amoroso y la gratitud de familiares y amigos, que tuvieron la oportunidad de conocer a Díaz de la Nuez.

“Olvidar el pasado es correr el riesgo de dejar indefenso el futuro” expresó Félix Pita Rodríguez”. Con Memoria y olvido: L. Díaz de la Nuez. Un siglo de la radio en Cuba, Miriam Rodríguez Betancourt–como bien declara en sus primeras líneas-  no sólo ha cumplido “con un acto de justicia desde el punto de vista humano y cultural”,  ha  legado  una importante cronología de hechos  fundacionales de un medio de comunicación que más allá del siglo de existencia en Cuba, continuará gozando de la preferencias de los públicos.

*Profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.

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