La Habana, Cuba. – La obra de Carlos Marx todavía tiene mucho que aportar a la humanidad, a su porvenir de prosperidad y bienestar.

Nació este coloso del pensamiento en Tréveris, Alemania, el 5 de mayo de 1818, y desde su etapa de estudiante se destacó por la originalidad de sus proposiciones.

En la temprana fecha de 1844, luego de realizar un minucioso estudio, llega a la conclusión de que todos los procesos están determinados por los cambios del carácter de la propiedad privada, que son los que ejercen una influencia real sobre el Estado.

En los Manuscritos Económicos y Filosóficos, Carlos Marx sienta las bases concretas del comunismo científico, a cuyos fundamentos teóricos y prácticos dedicará su vida y obra hasta el final de sus días.

De Alemania se traslada a Francia, después a Bruselas y más tarde se establece en Londres.

Transformar el mundo

El encuentro con Federico Engels proporcionó a Carlos Marx una amistad entrañable y un colaborador de fidelidad a toda prueba.

Juntos emprendieron entonces un camino mutuamente provechoso y fecundante, de proporciones casi sobrehumanas: dotar a la clase obrera de las herramientas necesarias para la transformación del mundo.

La fundamental obra de Carlos Marx fue sin dudas El Capital, donde no solo expone su principal descubrimiento en la economía política -la plusvalía- sino que abarca múltiples conceptos filosóficos, históricos y sociales.

Marx alcanzó a publicar el primer tomo, el segundo y el tercero los ordenó y publicó Engels tras su muerte, y el cuarto tomo salió a la luz posterior al deceso de Engels.

La obra de Carlos Marx entrañó una revolución en el pensamiento social e hizo del socialismo una ciencia y no una utopía.