La Habana, Cuba. – A 127 años de la caída en combate de José Martí en Dos Ríos, el ideario del más grande pensador cubano, propulsor de la unidad de los pueblos, sigue vigente como un legado inagotable.

Fue el Apóstol con su pensamiento latinoamericanista y antimperialista, quien llamó a la unidad, desde el río Bravo hasta la Patagonia, como imperativo para su supervivencia, ante el peligro que representaba el vecino del norte, con su política expansionista y monopolista, y la necesidad de unirnos para protegernos de un imperio pretencioso, de cuyas consecuencias venía advirtiendo desde los años en que vivió en los Estados Unidos, por su extraordinaria capacidad de alertar.

Las Escenas Norteamericanas resultan una lectura obligada para entender por qué el imperio, en el actual contexto, sigue siendo una amenaza para los países latinoamericanas.

Un antimperialista convencido

En la jornada del 19 de mayo, donde los cubanos enaltecieron la figura de José Martí, las ideas antimperialistas del Apóstol siguen vigentes ante los intentos imperiales de destruir los procesos de izquierda y todo vestigio opuesto al nuevo orden internacional que pretenden imponer a los pueblos de América Latina.

La carta inconclusa a su amigo Manuel Mercado, revela ese pensamiento y la fe en la victoria, cuando expresó: Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber –puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo– de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso.