Artemisa, Cuba. – En el artemiseño municipio de Candelaria, a 460 metros sobre el nivel del mar, existe un sitio que mantiene encendido el espíritu de jóvenes amantes de la historia y la naturaleza.

Un monumento a Ernesto Guevara de la Serna, ubicado en la loma, por un sendero custodiado por olivos que han crecido firmes en una mezcla de tierra cubana, boliviana y argentina, como símbolo de hermandad y homenaje perpetuo al Guerrillero Heroico.

Decir en Artemisa la Loma del Taburete es pensar en el Che y en caravanas de jóvenes que llegan a la cima, a veces agotados por el trayecto, pero con la mejor sonrisa para la selfi que grafica su estancia en el histórico sitio.

Se sabe que allí el Che montó un campamento para preparar la guerrilla que lo acompañaría en la gesta boliviana y hoy es un conjunto monumentario que irradia luz esperanzadora de rebeldía.

Pureza y rebeldía

Para los jóvenes artemiseños es tradición por esta fecha escalar los 460 metros sobre el nivel del mar hasta llegar a la Loma del Taburete, donde se erige un monumento a Ernesto Guevara de la Serna.

Su creador, el escultor Agustín Hernández, logra simbolizar al Che a través de una estrella colocada al centro del monolito, mientras, 38 rocas y una tarja con los nombres representan a los combatientes que le acompañaron a Bolivia.

Rendir homenaje al Guerrillero Heroico desde la Loma del Taburete es una experiencia que quieres repetir una y otra vez porque te llenas los pulmones de un oxígeno inigualable que huele a pureza y rebeldía, confiesa la artemiseña Yosmara Cabrales. Y se estremece al asegurar haber sentido, escalando la montaña, debajo de los olivos envuelto en el aire, el espíritu del Che.