La Habana, Cuba. – El presidente ejecutivo de Meta, Marc Zuckerberg dio el pistoletazo de arrancada a finales del 2021 a la creación de una nueva internet, el Metaverso, aunque no está solo, otras empresas como Microsoft, Google y Nvidia también están en la carrera. Ese tema ha ocupado portadas en muchos medios en las últimas semanas, entonces, manos a la obra para explicar algo al respecto.

El metaverso o metauniverso (acrónimo de “meta” -más allá- y “universo») es un concepto que denota lo que se supone sea la siguiente generación de internet. Describe una experiencia inmersiva y multisensorial en el uso aplicado de diversos dispositivos y desarrollos tecnológicos en internet. El término proviene de la novela de ciencia ficción Snow Crash, publicada por Neal Stephenson en 1992, que recrea un universo consensuado basado en nuestro propio universo. Un año después de la publicación de la novela de Neal Stephenson, la casa editorial estadounidense: Steve Jackson Games, especializada en juegos de rol, de mesa y de cartas, lanzó uno llamado «The Metaverse», como parte de su BBS, Illuminati Online.

Se plantea que el metaverso estará compuesto por múltiples espacios virtuales tridimensionales, compartidos y persistentes, vinculados a un universo virtual percibido. En un sentido más amplio, el metaverso puede no solo referirse a los mundos virtuales, sino a las experiencias multidimensionales de uso y aplicación de Internet en su conjunto, especialmente el espectro combinando de la web 2.0, la realidad aumentada, la tecnología de tercera dimensión y la realidad virtual. El Metaverso es un mundo virtual, uno al que las personas se conectarán utilizando una serie de dispositivos que nos harán pensar que realmente se está dentro de él, interactuando con todos sus elementos. Los metaversos son entornos donde los humanos interactúan social y económicamente como avatares, a través de un soporte lógico en un ciberespacio, el que actúa como una metáfora del mundo real, pero sin las limitaciones físicas o económicas allí impuestas.

En 2003 la empresa desarrolladora de Software: Linden Lab, presenta oficialmente su mundo de realidad virtual 3D, denominado: Second Life, un software con experiencias inmersivas, inspiradas en el concepto de metaverso, la cual puede ser diseñada por los usuarios, quienes interactúan, juegan, y hacen negocios. A finales de 2021, Mark Zuckerberg, anuncia de manera oficial, que los Metaversos serán parte fundamental de la visión de su compañía, al punto que decidió cambiar el nombre del corporativo a Meta. El anunció anticipó que en los próximos diez años, Meta dedicará buena parte de sus esfuerzos a la creación de un Metaverso abierto e interoperable con otras plataformas ya existentes.

Edward Castronova, profesor de Economía y Telecomunicaciones en la Universidad de Indiana, realizó estudios acerca de los Metaversos, en los cuales identifica tres características fundamentales: Interactividad: El usuario es capaz de comunicarse con el resto de usuarios, así como de interactuar con el Metaverso. Eso implica que sus comportamientos pueden ejercer influencia sobre objetos u otros usuarios. Corporeidad: El entorno al que se accede, está sometido a ciertas leyes de la física, y tiene recursos limitados. Además, dicho acceso se hace en primera persona. Persistencia: Aunque no esté ningún usuario conectado al Metaverso, el sistema sigue funcionando y no se para. Además, las posiciones en las que se encontraban los usuarios al cerrar sus sesiones serán guardadas, para volver a cargarlos en el mismo punto cuando vuelvan a conectarse.

Ese universo en la nube basado en realidad aumentada va a necesitar de muchos recursos, años y la colaboración de empresas de distintos sectores. Crear un mundo nuevo es desarrollar la economía a través de bienes y servicios que no existen aún y, probablemente, inspirar en el camino la generación de nuevas empresas. Los expertos coinciden en que es poco probable que una sola compañía pueda construir y mantener el cibermundo. El Bank of America incluye el metaverso entre las 14 tecnologías que van a revolucionar nuestra vida. Según el gurú estadounidense Raymond Kurzweil, pionero en desarrollar varios avances tecnológicos, y director de ingeniería de Google desde 2012, para el 2030, muchas personas pasaran más tiempo en el metaverso que en la «vida real.

El ritmo de la transformación de la sociedad sigue acelerándose, lo que significa que las tecnologías que se consideraban lejanas y a largo plazo se acercan cada vez más rápido. «En los últimos años, en los países industrializados, la mayoría de las personas (más del 50%) no recuerda cómo era la vida antes de internet. Ese cambio demográfico seguirá ocurriendo, especialmente en países donde los teléfonos inteligentes son omnipresentes y la población es más joven.

Se cree que la nueva plataforma no estará en funcionamiento hasta dentro de una década. ¿Ese periodo es tiempo suficiente para que se pueda vivir su implantación como una evolución natural de Facebook? Así le parece a Pierre Bourdin, quien no cree que se produzca una ruptura, sino más bien una evolución. “Me parece que habrá una convergencia entre las tecnologías de las redes de comunicación, las tecnologías móviles y la realidad virtual y aumentada o mixta. Es decir, pronto se tendrás un dispositivo móvil conectado a las gafas y quizás una pulsera u otro dispositivo de ese tipo que permita el acceso a ese metaverso”.

Ahora bien, ¿qué tecnología hará posible el “milagro”? Los expertos vaticinan que la tecnología habilitadora de este mundo virtual no será la 5G, sino que se implementará la futura 6G. Ella permitirá usar unas gafas de realidad aumentada y ver información sobreimpresa en el campo visual, o unas gafas de realidad virtual que den acceso a una infinidad de experiencias insospechadas. “La 6G probablemente se abrirá camino en sectores como los videojuegos, el cine, la televisión, la moda, la música, la publicidad y, por qué no, las agencias de viajes, que podrán proponer vacaciones en el metaverso”, pronostica Bourdin.

Se plantea que el anuncio del metaverso se hizo con el fin de correr una densa cortina de humo. “Es evidente que la idea era desviar la atención respecto a las gravísimas acusaciones vertidas por la ex empleada Frances Haugen y al impacto que tuvo poco antes el ‘megapagón’ de todas las plataformas del grupo”. La mala reputación que se ha ganado la red social ya ha empezado a salpicar al resto de plataformas del grupo como WhatsApp o Instagram. Algunos dicen que jugárselo todo a una carta tan incierta como el metaverso puede parecer arriesgado, pero probablemente la alternativa no es otra que languidecer hasta hundirse por completo en un mar de escándalos ante competidores que, como TikTok, van en ascenso y se consolidan como claros aspirantes al podio de las redes sociales.

Pero en los riesgos están presentes

Louis Rosenberg, el pionero informático que trabajó en el primer sistema de realidad aumentada para la Fuerza Aérea de Estados Unidos muestra gran preocupación ante proveedores de plataformas que tendrán la infraestructura de metaverso. La integración la realidad virtual y la realidad aumentada y hacer que las personas interactúen en el mundo digital durante una parte significativa de su día, podría «alterar el sentido de la realidad» y distorsionar «cómo se interpretan las experiencias diarias directas». «El entorno de las personas se llenará de personas, lugares, objetos y actividades que en realidad no existen y, sin embargo, parecerán profundamente auténticos».

Otra figura destacada de ese panorama, Frances Haugen, la exdirectiva de Facebook (quien en septiembre de 2021 reveló decenas de miles de documentos internos de Facebook a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos y al diario The Wall Street Journal), advirtió igualmente que el metaverso será adictivo, robará a las personas más información personal y dará la empresa otro monopolio en Internet.

El profesor de Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) e investigador del grupo GAME (Aprendizajes, Medios de Comunicación y Entretenimiento), Ferran Lalueza, señala tres riesgos: “El primero, que se acabe dedicando más tiempo y energía al simulacro que supone el metaverso. Esa hipótesis puede parecer inconcebible, pero, de hecho, las redes sociales actuales ya generan en muchas personas la necesidad de hacer cosas con la única y exclusiva finalidad de exhibirlas después en esas plataformas. El segundo peligro es que con las acciones que se desarrollen en el metaverso se revele mucha más información sobre las personas —y de un modo mucho más inconsciente— que con los contenidos que se comparten en las redes de hoy, que muchas veces ya resulta imprudentemente excesiva. Y el tercero es que ciertas lacras como el acoso, el discurso de odio y similares pueden verse dañinamente potenciadas por la naturaleza inmersiva y altamente realista del entorno”.

En esta misma línea, Pierre Bourdin advierte que “aunque este mundo sea virtual, las experiencias que las personas vivirán allí serán reales. Quiero decir que, un problema en el mundo virtual, como una frustración o una exclusión, puede generar traumas reales”. Y pone como ejemplo el acoso en la red, el cual ha llegado a ser la causa del suicidio de algunos jóvenes.

A pesar de que el metaverso todavía no es más que una entelequia, vale la pena plantearse algunas cuestiones vinculadas con ciertos ámbitos relacionados con ese cosmos virtual. Son preguntas que, hoy por hoy, no tienen respuesta, pero que el profesor Bourdin lanza al aire con el ánimo de ir profundizando en el asunto. Estas son algunas de ellas: ¿Cuál será la ética de este mundo? ¿Cómo se regulará esta “cibervida”? ¿Quién tendrá el control? ¿Quién decidirá las normas? y ¿Cuál será el papel de los gobiernos?

Veremos si el tiempo, poco a poco, va develando las respuestas a esas y otras cuestiones que despierta el anuncio del metaverso. A día de hoy, lo único que se sabe a ciencia cierta es que “los apasionados de las tecnologías digitales tienen unos años por delante en los que van a estar muy entretenidos presenciando la carrera que va a tener lugar”, augura el profesor César Córcoles, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC.

Por lo pronto las cartas están sobre la mesa, pero no debemos seguir la máxima del César, “Alea Jacta Est”, hay muchas cosas que podemos hacer desde ya, para que este mundo que se nos avecina tenga la cara más humana posible y no sea el Capital quien decida por nosotros.

Recuerden, si me ven por ahí, me saludan.

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