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A decir de personas que se vincularon a Celia Sánchez Manduley, el Dr. Manuel ejerció enorme influencia en su formación. Las palabras y enseñanzas del progenitor eran asumidas con responsabilidad por la medialunera, afirma Darién Piña, subdirector de la casa natal de la Heroína.

Celia priorizaba en su vida a gente similar en ideales, asevera. El noble galeno, muy admirado entre el campesinado de la Sierra Maestra, fomentó en sus hijos hábitos de lectura, interés por la Historia y ansias de conocimiento y análisis de la realidad que vivía su país.

Celia fue su más resuelta y distinguida discípula política, reconocen los historiadores. El combatiente revolucionario Armando Hart estimó que el efervescente movimiento de masas del Manzanillo de 1956 se debió al pensamiento proactivo y democrático que el doctor Manuel inculcó en su hija Celia.

Brotes de un movimiento popular.

La región manzanillera es prolija en historia, patriotismo y rebeldía. Esos antecedentes propiciaron que la joven Celia Sánchez estableciera, aun antes de vincularse al movimiento 26 de Julio, círculos con intereses antioligárquicos y con proyección social.

Los brotes progresistas de la generación a la que pertenecía la medialunera, le fueron permitiendo que, a partir de sus habilidades organizativas, entorno a ella se reunieran valiosos combatientes, decisivos en el apoyo a Fidel y al Ejército Rebelde.

Su amigo de luchas e ideas, Armando Hart, afirmó que para la Revolución fue muy importante que Celia ejerciera en la zona de Manzanillo creciente y útil influencia política entre los sectores más humildes de la población.

El movimiento clandestino cubano consideraba a la ciudad del golfo como foco revolucionario de valía.

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