La Habana, Cuba. – El agua, el aire y el suelo pueden contaminarse por una causa natural o provocada.

Múltiples situaciones ilustran el primer caso: por ejemplo: en áreas cercanas a las minas de oro las aguas están fuertemente impregnadas de arsénico, lo cual hace imposible su uso para consumo humano.

En el aire se producen contaminaciones naturales ocasionadas por el polvo de los desiertos, que llega a viajar miles de kilómetros.

También el suelo se ha visto muy afectado en áreas volcánicas, donde las cenizas, lava y lodo de los colosos en erupción cubren la tierra y la hacen improductiva.

Pero igualmente nociva al entorno resulta la agresión provocada de este, la cual origina daños por largo tiempo y muchas veces de carácter irreversible.

Contaminaciones accidentales

El daño provocado del medio ambiente puede tener dos orígenes: accidental o por falta de controles humanos.

Responden al primer tipo de causa, por ejemplo, las roturas en industrias, debido a lo cual se producen escapes de gases y otras sustancias altamente tóxicas que pueden deteriorar no sólo la flora y la fauna, sino también la propia vida del hombre.

Así lo muestra el accidente en la fábrica de productos químicos de Bophal, India, ocurrido en 1985, y que provocó la muerte inmediata de más de mil personas, al inhalar el gas conocido como metil iso-cianato, poderosamente venenoso.

Pero resulta que las evacuaciones sin control del agua residual, gases y desechos sólidos son las principales y constantes causas de contaminación del medio ambiente.