La Habana, Cuba. – La mañana del 28 de junio de 1997 estremeció al pequeño grupo de investigadores de Cuba, Argentina e Italia que escarbaban la tierra del antiguo aeropuerto de Vallegrande, Bolivia, cuando hallaron restos humanos.

Primero se dudó si eran los del Che y 6 de sus guerrilleros. La conmoción del hallazgo creó la duda, pero la chaqueta verde olivo, una bolsita con picadura para fumar y la ausencia de las manos reafirmaron que una de las osamentas eran las del Che.

El inenarrable esfuerzo del equipo de investigadores descubrió los huesos del Che, los cubanos René Martínez Tamayo, Alberto Fernández Montes de Oca y Orlando Pantoja Tamayo; los bolivianos Simeón Cuba, Aniceto Reynaga, y el combatiente peruano Juan Pablo Chang.

Luego, Fidel lo dijo claro: Che está librando y ganando más batallas que nunca.

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