La Habana, Cuba. – Gritos de patriotismo y de liberación resquebrajaron el aire invernal de las calles de Praga.

El 28 de octubre de 1939, día del XXI Aniversario de la Declaración de la Independencia de Checoslovaquia, la resistencia de los checos contra el fascismo estalló en grandes manifestaciones de protesta en las que participaron un gran número de estudiantes.

Una de las víctimas mortales de los enfrentamientos resultó ser Jan Opletal, estudiante de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carlos. La noticia de su muerte fue la llama que intensificó la resistencia del pueblo frente al nazismo.

El 15 de noviembre, día del entierro del joven estudiante, las personas se lanzaron a las calles y realizaron actos de protesta en las universidades y las residencias estudiantiles de Praga y otras ciudades.

Las ideas que no lograron silenciar

La madrugada del 17 de noviembre, Praga contempló horrorizada la muerte de sus más jóvenes hijos. Las fuerzas nazis cercaron las residencias estudiantiles, arrestaron y hostigaron a miles de estudiantes y fusilaron a 9 de ellos.

Los dictadores cerraron todas las instituciones checas de educación superior y enviaron a más de mil alumnos a los campos de concentración.

Las fuerzas fascistas condenaron a los checos a la muerte y al destierro, en un intento por silenciar las ideas y acallar el llamado del patriotismo de una juventud que clamaba por la libertad.

Hoy, los jóvenes checos son la voz del estudiantado mundial que los recuerda cada 17 de noviembre. La efeméride trae su valentía y su coraje a una jornada de homenaje, de solidaridad y de lucha contra las ansias imperiales, un día para seguir construyendo la paz.