La Habana, Cuba. – Seguramente usted ha escuchado hablar de ciberbullying o ciberacoso, un fenómeno emergente y cada vez más preocupante, nacido con el creciente auge de las tecnologías de la información y las comunicaciones.

¿En qué consiste?¿Quiénes son tanto sus artífices como sus víctimas?¿Cómo evitarlo? Las respuestas a algunas de estas interrogantes permiten encauzar el tratamiento a un asunto que amerita una mirada multidisciplinar para su abordaje.

Se trata de una problemática que implica cuestiones informáticas, educativas, sociológicas y morales, pues como ciberacoso se define todo aquel daño intencionado y repetido que se lleva a cabo a través de ordenadores, teléfonos móviles y otros aparatos electrónicos. De modo que el ciberespacio, a diferencia de lo que algunos piensan, no está exento de peligros que pudieran comprometer la estabilidad física y emocional de las personas.

Cuando circulan temores en red

Es sabido que en tiempos de coronavirus, mientras más lejos estemos unos de otros físicamente, más difícil se la ponemos al SARS-CoV-2 para que siga impune por ahí.  Es este virus una pandemia que ha traído consigo otras pandemias sociales, otras connotaciones.

Entre las recomendaciones que diversos autores han emitido para evitar ser agredidos o caer en tentación de agredir a alguien a través de la Internet, se destaca la de mantener siempre los perfiles en redes sociales como si fueran privados, es decir, con limitaciones y bajo cuidado.

Resulta crucial no aceptar solicitudes de desconocidos y tener un control adecuado de amigos virtuales y seguidores. Asimismo, se deben utilizar contraseñas con alto nivel de seguridad y renovarse cada cierto tiempo, pues tener la misma clave en todas partes no resulta nada aconsejable.