La Habana, Cuba. – Desde su formación juvenil, el argentino Ernesto Guevara de la Serna comprendió las intenciones del imperialismo yanqui para apoderarse de naciones latinoamericanas y caribeñas.

En sus viajes por Suramérica, Guevara comprobó la miseria y el despojo que gobiernos lacayos a intereses estadounidenses imponían en esos pueblos. Como guerrillero en la Sierra Maestra ya era un antimperialista consciente de las implicaciones que traerían para los pueblos de Nuestra América el dominio imperial en la región.

Con el triunfo revolucionario en Cuba, el Che no dejaría de denunciar el accionar imperial en Latinoamérica y el Caribe, con hechos concretos.

Memorables fueron sus palabras en Santiago de Cuba, en 1964, cuando expresó: No se puede confiar en el imperialismo ni tantito así, nada. Su criterio no estaba equivocado.

Un grito de guerra contra el imperialismo

Memorable resulta el mensaje a la Conferencia Tricontinental de los pueblos de África, Asia y América Latina, celebrada en La Habana en 1966, en la que el Che señaló: Toda nuestra acción es un grito de guerra contra el imperialismo y un clamor por la unidad de los pueblos contra el gran enemigo del género humano: los Estados Unidos de Norteamérica.

En otro momento del mensaje afirmó: el imperialismo es un sistema mundial, última etapa del capitalismo, y hay que batirlo en una gran confrontación mundial.

La finalidad estratégica de esa lucha debe ser la destrucción del imperialismo.

La realidad actual demuestra cómo los planteamientos del Che mantienen su vigencia, aun cuando la agresividad imperialista es solapada, pero contiene las mismas intenciones: conquistar nuestros pueblos.