La Habana, Cuba. – El físico, químico, filósofo natural e inventor, Robert Boyle, nace en el castillo de Lismore, a orillas del río Blackwater, condado de Waterford, Inglaterra, el 25 de enero de 1627. Como científico es conocido principalmente por la formulación de la ley de Boyle, además de que es generalmente considerado hoy como el primer químico moderno y por lo tanto uno de los fundadores de la química moderna. Su obra The Sceptical Chymist (El químico escéptico) es considerada una obra fundamental en la historia de la química.

Aún siendo niño, Robert aprendió a hablar latín, griego y francés, siendo enviado, tras la muerte de su madre, con tan solo ocho años al colegio de Eton. El gran mérito de Boyle como investigador científico es que materializó los principios que Francis Bacon predicó en su obra Novum Organum, aunque no se considerara a sí mismo como seguidor de Bacon o de cualquier otro maestro. Dado que estaba «provisto de experimentos» para hacerse sus propios juicios, manifestó en numerosas ocasiones que, con el propósito de mantenerse tan libre de prejuicios como le fuera posible.  Nada era más ajeno a su temperamento que el desenredo de hipótesis. Apreciaba la adquisición de conocimiento como un fin en sí mismo y, en consecuencia, se benefició de una perspectiva más amplia acerca de los fines de la investigación científica que la que tuvieron sus predecesores durante siglos. Eso, por otro lado, no significa que no prestara atención a las aplicaciones prácticas de la ciencia, ni que despreciara el conocimiento que servía al uso.

Boyle fue un alquimista convencido de la posibilidad de la transmutación de los metales, llegando a realizar experimentos con la esperanza de lograrlo; asimismo fue clave en la obtención de la abolición, en 1689, de la ley de Enrique IV contra la creación de oro y plata por medio de la alquimia (Act Against Multipliers, 1404). Realizó importantes contribuciones en el campo de la física: la ley de Boyle, el descubrimiento del papel del aire en la propagación del sonido, las investigaciones acerca de la fuerza expansiva en la congelación del agua, acerca de la densidad relativa, la refracción en cristales, electricidad, color, hidrostática, etc. A pesar de ello, la química fue siempre su área predilecta. En 1661 publicó The Sceptical Chemist (El químico escéptico) en el que criticaba los “experimentos por los cuales vulgares espagíricos se esfuerzan en probar que su sal, azufre y mercurio son los verdaderos principios de las cosas”. Para Boyle, la química era la ciencia de la composición de las substancias y no un arte auxiliar para el alquimista o el físico. Avanzó hacia la visión moderna de los elementos como los constituyentes de los cuerpos materiales, y comprendió la diferencia entre las mezclas y los compuestos, realizando progresos considerables en las técnicas para la determinación de sus componentes, un proceso que bautizó como «análisis». Más aún, llegó a suponer que los elementos estaban compuestos en última instancia de partículas de varios tipos y tamaños. Además, realizó estudios acerca de la combustión y la respiración descubriendo la intervención del oxígeno, así como experimentos en fisiología en los que se veía obstaculizado por la «sensibilidad de su naturaleza», que le impedía realizar disecciones anatómicas, especialmente de animales vivos, a pesar de saber que eran «más instructivos».

Robert Boyle, muere en Londres, el 31 de diciembre de 1691.