La Habana, Cuba. – El físico y escritor británico Oliver Joseph Lodge, nace el 12 de junio de 1851 en Penkhull, hoy día Stoke-on-Trent, Inglaterra, Reino Unido. Estuvo relacionado con el desarrollo de la telegrafía sin hilos. Fue la primera persona en transmitir una señal de radio (en 1894, un año antes de que Guillermo Marconi hiciera lo propio), y recibió reconocimiento internacional por su trabajo. Lodge también es conocido por sus investigaciones sobre el éter, que se postuló como la sustancia en la que se movían las ondas y que llenaba todo el espacio. En 1893 ideó un experimento que ayudaría a desacreditar esa teoría. Otros de sus trabajos incluyen investigaciones sobre la luz, el origen de la fuerza electromotriz en la célula voltaica, la electrólisis, y la aplicación de la electricidad en la dispersión de la niebla y el humo.

Lodge obtuvo una licenciatura en Ciencias de la Universidad de Londres en 1875 y un doctorado en Ciencias en 1877. Fue nombrado profesor de física y matemáticas en Universidad de Liverpool en 1881. En 1900 se trasladó de nuevo desde Liverpool a la región central y se convirtió en el primer director de la nueva Universidad de Birmingham, permaneciendo allí hasta su retiro en 1919. Fue galardonado con la Medalla Rumford de la Royal Society en 1898 y fue nombrado caballero por el rey Eduardo VII en 1902. En 1928 fue nombrado hijo predilecto de su ciudad natal, Stoke-on-Trent.

En 1889 Lodge fue nombrado Presidente de la Sociedad de Física de Liverpool, un cargo que mantuvo hasta 1893. La sociedad todavía se mantiene activa a día de hoy, aunque a cargo del alumnado. También fue Presidente de la Asociación Británica desde 1912 a 1913. J. C. Maxwell publicó en 1873 A Treatise on Electricity and Magnetism, obra que hacia 1876 Lodge estaba estudiando con atención. Dadas sus limitaciones en física-matemática (tanto por aptitud como por formación), sus dos primeros trabajos versaron sobre la descripción de un mecanismo (de cadenas y poleas) que podía servir para ilustrar los fenómenos eléctricos, tales como la conducción y la polarización. De hecho, Lodge empezó a ser conocido por su defensa y participación en la elaboración de la teoría del éter para intentar explicar los postulados de Maxwell. Expuso sus puntos de vista sobre el éter en su obra «Modern Views of Electricity» (1889) y continuó defendiendo esas ideas hasta bien entrado el siglo XX («Ether and Reality», 1925).

Ya en 1879 Lodge se interesó en la generación y detección de ondas electromagnéticas, algo que nunca había considerado Maxwell. Ese interés continuó durante toda la década de 1880, pero algunos obstáculos ralentizaron el progreso de Lodge. En primer lugar, pensó en términos de generación de ondas de luz con frecuencias muy altas, en lugar de ondas de radio con frecuencias mucho más bajas. En segundo lugar, su buen amigo George Francis FitzGerald (de cuya orientación teórica dependía Lodge) le aseguró (incorrectamente) que «las ondas de éter no podían ser generadas de forma electromagnética.» FitzGerald más tarde corrigió su error, pero en 1881 Lodge había aceptado un puesto de profesor en la Universidad de Liverpool, lo que limitó su tiempo y su energía para la investigación. En 1887 la Royal Society of Arts le planteó dar una serie de conferencias sobre los rayos, incluyendo la cuestión de por qué los pararrayos a veces no funcionaban. Lodge tuvo la oportunidad de llevar a cabo una investigación científica, simulando rayos mediante la descarga de botellas de Leyden sobre una gran longitud de cable de cobre. Descubrió que la descarga tendía a tomar una ruta más corta de alta resistencia con el salto de chispas en vez de tomar una ruta más larga de resistencia más baja a través de un aro de alambre de cobre. Presentó esos primeros resultados, mostrando lo que pensaba que podía ser el efecto de la inductancia en la trayectoria de un rayo en su lectura de mayo de 1888.

En otros experimentos analizó las chispas entre dos cables largos de 29 metros, y se dio cuenta de que se producía una gran chispa cerca del extremo de los cables, lo que parecía ser consistente con la longitud de onda de oscilación producida en el conjunto de botellas de Leyden, con una onda que se reflejaba en el extremo del cable. En una habitación oscura, también advirtió a lo largo del alambre un brillo a intervalos regulares de media longitud de onda, interpretando este hecho como evidencia de que se estaban generando y detectando las ondas electromagnéticas de Maxwell. Mientras estaba de vacaciones de verano, le llegó la noticia de que Heinrich Hertz había estado llevando a cabo trabajos sobre el electromagnetismo en Alemania, y que había publicado una serie de documentos que probaban la existencia de las ondas electromagnéticas y su propagación en el espacio libre. Lodge presentó su propio documento sobre las ondas electromagnéticas a lo largo de los cables en septiembre de 1888 en la reunión de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia en Bath, añadiendo una posdata que reconoce el trabajo de Hertz, diciendo: «Todo el tema de la radiación eléctrica en sí parece que se resuelve magníficamente.»

El 1 de junio de 1894, en una reunión de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia en la Universidad de Oxford, Lodge dio una conferencia conmemorativa del trabajo de Hertz (recientemente fallecido) y la prueba del físico alemán de la existencia de las ondas electromagnéticas seis años antes. Lodge incidió en la naturaleza cuasi óptica de las «ondas hertzianas» (ondas de radio) y demostró su similitud con la luz y la visión, que incluye la reflexión y la transmisión. Más tarde, en junio y el 14 de agosto 1894 se hicieron experimentos similares, aumentando la distancia de transmisión hasta 55 metros. Lodge utilizaba un detector denominado cohesor (inventado por Edouard Branly), un tubo de vidrio que contiene partículas de metal entre dos electrodos. Cuando la pequeña carga eléctrica de las ondas de una antena se aplica a los electrodos, las partículas de metal se pegan entre sí, haciendo que el dispositivo permita el paso de la corriente de una batería. Todo eso sucedía un año antes de que Marconi hiciera público en 1895 un sistema de radio-telegrafía sin hilos, que contenía muchos de los elementos básicos que se utilizarían en los sistemas inalámbricos posteriores de Marconi. Ese hecho supuso el inicio de cerca de una década de conflictos de prioridad con la Compañía Marconi acerca de la invención de la tecnología de la telegrafía inalámbrica (radio). En el momento de la disputa, estaba extendida la opinión del físico John Ambrose Fleming, que señalaba que el trabajo de Lodge fue un experimento de física, no una demostración de la transmisión de señales telegráficas. Lodge trabajó más adelante con Alexander Muirhead en el desarrollo de dispositivos específicamente para la telegrafía sin hilos.

En enero de 1898 Lodge presentó un documento sobre sintonización de ondas que recibió una patente ese mismo año. El sintonizador permitió seleccionar frecuencias específicas para ser utilizados por el transmisor y el receptor en un sistema de comunicación inalámbrica. La Compañía Marconi tenía un sistema de sintonización similar, lo que se añadió a la disputa de la prioridad sobre la invención de la radio. Cuando la patente de sintonizador de Lodge fue ampliada en 1911 por otros siete años, Marconi resolvió el conflicto comprando la patente sintónica en 1912 y dando a Lodge una posición (honorífica) como «asesor científico.

Oliver Joseph Lodge, muere el 22 de agosto de 1940.