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Granada es una ciudad y municipio español, capital de la provincia homónima, en la comunidad autónoma de Andalucía. Está situada en la parte central de la comarca de la Vega de Granada, a una altitud de 680 metros sobre el nivel del mar, en una amplia depresión intrabética formada por el río Genil y por el piedemonte del macizo más alto de la península ibérica, Sierra Nevada, que condiciona su clima.

El municipio granadino es una de las treinta y cuatro entidades que componen el área metropolitana de Granada, y comprende los núcleos de población de Granada, Lancha del Genil, El Fargue y Bobadilla. La ciudad es sede del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Ceuta y Melilla, máximo órgano judicial autonómico, así como de la Universidad de Granada (UGR), de la archidiócesis de Granada, de la Jefatura Superior de Policía de Andalucía Oriental y del Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército de Tierra de las Fuerzas Armadas Españolas.

En 2024 tenía una población de 232 717 habitantes. Los barrios que posee son muy diferentes entre sí, en parte por la diversidad de culturas y religiones convivientes y, ya en el siglo XX, por la continuada inmigración acaecida hasta la década de 1990 en el contexto de la desruralización; los más importantes son el Zaidín, La Chana, Centro-Sagrario, el Realejo, el Albaicín, el Sacromonte y Cartuja.

La Granada musulmana fue capital del reino zirí de Granada durante el siglo XI y del reino nazarí de Granada entre los siglos siglo XIII y siglo XV. Tras la toma de la ciudad por los Reyes Católicos, se mantuvo como capital del reino castellano de Granada, que ya era una simple jurisdicción territorial y que se mantuvo hasta 1833, momento en que se produjo la división provincial de España vigente en la actualidad. Desde entonces hasta bien entrados los años 80, cuando se crean las comunidades autónomas, prevaleció como capital administrativa de numerosas jurisdicciones territoriales (militares, judiciales, eclesiásticas, universitarias, agrarias, notariales, y otras), que solían circunscribir su ámbito geográfico a Andalucía Oriental; aquella tradición de capitalidad regional sólo pervive en la actualidad para demarcaciones de carácter judicial, eclesiástico, policial, de fomento o a nivel de algunos colegios profesionales. Su escudo municipal ostenta los títulos de “Muy noble, leal, nombrada grande, celebérrima y heroica ciudad de Granada”.

Granada constituye un núcleo receptor de turismo, debido a sus monumentos y a la cercanía de la estación de esquí de Sierra Nevada, así como a la zona histórica conocida como La Alpujarra y también a la parte del Mediterráneo conocida como la Costa Granadina. De entre sus construcciones históricas, la Alhambra es uno de los monumentos más importantes del país, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984, junto al jardín del Generalife y el Albaicín. Su catedral está considerada como la primera iglesia renacentista de España; anexa a la catedral se encuentra la capilla Real, que alberga las sepulturas de los Reyes Católicos, así como de su hija, la reina Juana I de Castilla la Loca, y el rey Felipe I de Castilla el Hermoso.

La oferta cultural de Granada incluye una veintena de museos, entre los que destaca el Parque de las Ciencias de Granada y el Museo de Bellas Artes de Granada, considerada la pinacoteca provincial más antigua del país. Además, la ciudad alberga la sede del Archivo Manuel de Falla y del Centro Federico García Lorca. Por otra parte, la ciudad pertenece desde 2014 a la Red de Ciudades Creativas de la Unesco como Ciudad de Literatura, siendo la primera ciudad hispanohablante en obtener dicha designación.

La Universidad de Granada es uno de los destinos más populares para los universitarios europeos del programa Erasmus. En ese ámbito, la Universidad de Granada es coordinadora del proyecto ARQUS European University Alliance, siendo desde 2019 una de las once universidades españolas seleccionadas para formar parte de los supercampus europeos enmarcados en ese programa.

En el siglo XI, los ziríes trasladaron la capital del reino desde Medina Elvira (Ciudad Elvira) a la nueva sede de Medina Garnata. La etimología del topónimo Granada es objeto de debate entre los especialistas. Una de las hipótesis lo vincula al árabe andalusí Gar-anat o Gárnata, que podría interpretarse como colina de peregrinos o colina de extranjeros. Otra interpretación lo asocia al latín granatum (granado), aludiendo al fruto y árbol homónimo, abundante en la zona.

Bajo la actual ciudad de Granada se localizan las ruinas de la antigua ciudad íbera de Ilíberis o Iliberri, asentamiento posteriormente romanizado. El topónimo Iliberri se ha comparado con otros nombres de origen paleoeuropeo o vascónico presentes en la Península ibérica y el suroeste de Francia, como Ilunberri (actual Lumbier, en Navarra) o Elimberris (actual Auch, en la región de Gascuña).

El término municipal está situado en la parte más oriental de la depresión de Granada, en contacto con el piedemonte de Sierra Nevada (formación de unos 87.8 kilómetros cuadrados). Se encuentra representado en las hojas 1009, 1010, 1026 y 1027 del Mapa Topográfico Nacional. La depresión se sitúa estratégicamente en el Surco Intrabético. De esa forma, a partir del pasillo de Iznalloz tiene acceso al desfiladero de Despeñaperros, que comunica a la región de Andalucía con el centro de la península ibérica; a partir de Valle de Lecrín tiene acceso a la Costa Granadina; por el Puerto de la Mora tiene acceso a las Hoyas de Guadix y Baza y por lo tanto a Almería y Murcia; y por último, a partir del pasillo de Loja tiene acceso a Málaga

Los restos más antiguos que se han excavado en la ciudad de Granada se han datado hacia la mitad del siglo VII a. n. e. y corresponden a habitaciones pertenecientes a un oppidum íbero denominado Ilturir.

No se tiene constancia de asentamientos anteriores a esa época, aunque en las cercanías existieron poblados de importancia como lo fue el asentamiento argárico del cerro de la Encina, en Monachil, a unos 7 kilómetros hacia el este, que fue abandonado hacia el año 1200 a. n. e.; o el de final de la Edad del Bronce, del cerro de los Infantes, en Pinos Puente, a unos 10 kilómetros al oeste, fechado entre el 800 a. n. e. y el 700 a. n. e. y que, posteriormente, continuó siendo un poblado con el nombre de Ilurco. Ilturir ocupaba unas 5 hectáreas en la cima de la colina de San Nicolás, en la margen derecha del río Darro, justo donde enfila la vega del río Genil. Estaba rodeada de una muralla que, en el siglo VI a. n. e., se amplió como consecuencia del crecimiento poblacional. En el siglo IV o III a. n. e., pasó a ser conocida por el nombre de Iliberri y quedó incluida en el área controlada por los bastetanos y, desde una perspectiva más económica que militar, por los cartagineses.

La derrota definitiva de Cartago en la segunda guerra púnica abrió las puertas de la ciudad a los romanos. Algunos autores indican, basándose en Tito Livio, que las tropas de Emilio Paulo fueron derrotadas en Ilurco, hacia el año 190 a. n. e., antes de que Tiberio Sempronio Graco conquistara toda la zona, hacia 180 a. n. e. No obstante, parece más bien que la sumisión a Roma se produjo como consecuencia de un pacto o acuerdo. Ilíberis, incluida en la Hispania Ulterior, obtuvo de César el título de municipio, con el nombre de Municipium Florentinum Iliberitanum, de forma que las fuentes romanas de los siglos siguientes la citan casi siempre como Florentia. Más tarde quedó englobada en la Bética y, finalmente, hacia el siglo I, incorporada al Conventus Astigitanus.

Para algunos autores, se trató de una ciudad de gran relevancia. Sin embargo, las excavaciones arqueológicas no han convalidado ese carácter de ciudad importante, que dio tres senadores y un cónsul a Roma, además de ser sede de un Concilio cristiano, alrededor del año 304. En cualquier caso, debió quedar arruinada en algún momento de la Alta Edad Media, pues a comienzos del siglo VIII, el solar se encontraba despoblado.

Al menos desde los tiempos de la creación del Emirato de Córdoba y hasta la caída del Califato, es decir, entre los siglos VIII y XI, el solar de la actual ciudad de Granada estuvo deshabitado, permaneciendo solamente los restos del oppidum ibérico, usado como fortaleza (hisn) en los tiempos de la rebelión de los muladíes (siglo IX). Algunos autores consideran que pudo subsistir algún pequeño núcleo o alquería alrededor de Hisn Garnata, nombre con el que se conoció en época musulmana a la antigua Ilíberis. En cualquier caso, la ciudad importante en el período 712-1012, fue la vecina Medina Elvira, unos 10 kilómetros al oeste, que llegó a ser la capital de la Cora de Elvira y una de las ciudades más importantes de al-Ándalus.

Las turbulencias que originaron la formación de los reinos de taifas dieron el trono de la taifa de Granada a los ziríes. El primero de ellos, Zawi ben Ziri, fundó la nueva ciudad de Madínat Garnata en 1013, alrededor del castillo existente, abandonando Medina Elvira, que quedó despoblada alrededor del 1020, y arruinada. A partir de entonces, la Granada musulmana tuvo tres fases claras de evolución: Época zirí, Época bereber y Época nazarí.

A pesar de que, en 1491, un poderoso ejército castellano, que ya había sojuzgado casi todo el territorio nazarí en los cuatro años anteriores, penetra en la Vega de Granada y pone sitio a la ciudad, esta no cayó como consecuencia de un enfrentamiento entre ambos ejércitos, sino mediante un proceso de negociación que culminó el 25 de noviembre de ese mismo año, con la firma en Santa Fe de las correspondientes Capitulaciones, en las que se pactó un plazo de dos meses para la entrega de la ciudad, aunque finalmente ese plazo no se agotó y la rendición se produjo el 2 de enero de 1492. Las capitulaciones eran muy generosas para los granadinos: podían seguir practicando libre y públicamente su religión, se respetarían sus propiedades y se mantendría la vigencia del derecho islámico en litigios entre muslimes, creándose la figura de jueces mixtos cuando se tratase de litigios con cristianos. Se creó además un ayuntamiento musulmán, y se previeron franquicias fiscales por tres años. Además, los reyes nombraron primer arzobispo de Granada a Hernando de Talavera, confesor de la reina Isabel y hombre moderado y con alta estima de la calidad moral de los vencidos. Sin embargo, cuando en 1499 la Corte se instala temporalmente en Granada, muchos se escandalizaron de la pervivencia del islam y de que la población asistiera masivamente a las mezquitas.

El 20 de octubre de 1500, los Reyes Católicos expiden una Real Cédula de constitución del municipio de Granada.

El nuevo confesor de la reina, fray Francisco Jiménez de Cisneros, arzobispo de Toledo, inició una dura campaña de conversiones forzosas, con confiscación y quema de libros, encarcelamiento de alfaquíes y procesos inquisitoriales. Se realizaron conversiones masivas, aunque ello no disminuyó la presión sobre la población granadina, pues como informó Diego Hurtado de Mendoza en el primer tercio del siglo XVI, “los cristianos nuevos, gente sin lengua y sin favor, encogida y mostrada a servir, veían condenarse, quitar o partir las haciendas que habían poseído, comprado o heredado de sus abuelos, sin ser oídos”. Esa política generó graves revueltas en el Albaicín, especialmente tras la conversión por Cisneros de mezquitas en iglesias, que se extendieron a otras zonas del reino, y que fueron sangrientamente reprimidas (1499-1501). Los Reyes Católicos aprovecharon esos hechos para declarar nulas las Capitulaciones y ordenar una primera expulsión de moriscos y la reclusión de los restantes en un gueto situado en Bib-Rambla. Para 1519, Martín Fernández de Enciso comentaría que “Granada fue gran pueblo en tiempo de moros y agora no es tanto”.

Referencias