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El elemento químico tungsteno (W), un metal refractario excepcionalmente fuerte del grupo 6 (VIb) de la tabla periódica, es utilizado en aceros para aumentar la dureza y la resistencia y en filamentos de lámparas. El tungsteno metálico fue aislado por primera vez en 1783 por los químicos y mineralogistas españoles Juan José y Fausto Elhuyar mediante reducción con carbón del óxido (WO3) derivado del mineral wolframita. Anteriormente, en 1781, el químico sueco Carl Wilhelm Scheele había descubierto ácido tungstico en un mineral ahora conocido como scheelita, y su compatriota Torbern Bergman concluyó que se podía preparar un nuevo metal a partir de ese ácido.

Desde su descubrimiento se han utilizado los nombres de tungsteno y wolframio para ese metal, aunque en todas partes prevalece el símbolo W de Jön Jacob Berzelius. En el uso británico y estadounidense, se prefiere el tungsteno; En Alemania y en varios otros países europeos, se acepta el wolframio.

Se estima que la cantidad de tungsteno en la corteza terrestre es de 1.5 partes por millón, o alrededor de 1.5 gramos por tonelada de roca. China es el productor dominante de tungsteno; en 2016 produjo más del 80 por ciento del total de tungsteno extraído y contenía casi dos tercios de las reservas mundiales. Vietnam, Rusia, Canadá y Bolivia producen la mayor parte del resto. El tungsteno no se presenta como metal libre. Es casi tan abundante como el estaño o el molibdeno, a los que se parece, y la mitad que el uranio. Aunque el tungsteno se presenta como tungstenita (disulfuro de tungsteno, WS2), los minerales más importantes en este caso son los tungstatos como la scheelita (tungstato de calcio, CaWO4), la stolzita (tungstato de plomo, PbWO4) y la wolframita (una solución sólida, una mezcla o ambas). de las sustancias isomorfas tungstato ferroso (FeWO4) y tungstato manganoso (MnWO4).

Lo químicos españoles Juan José Elhuyar y Lubice (Logroño, 15 de junio de 1754 / Bogotá, 20 de septiembre de 1796) y Fausto Fermín de Elhuyar y Lubice (Logroño, 11 de octubre de 1755 – Madrid, 6 de febrero de 1833) fueron los descubridores del tungsteno o wolframio.

En 1779, Peter Woulfe, mientras estudiaba una muestra del mineral wolframita, (Mn, Fe) (WO4), predijo que debía contener un nuevo elemento. Dos años después, en 1781, Carl Wilhelm Scheele y Torbern Bergman sugirieron que se podía encontrar un nuevo elemento reduciendo un ácido (denominado «ácido túngstico») obtenido a partir del mineral scheelita (CaWO4). En España, los hermanos Juan José Elhúyar y Fausto Elhúyar encontraron un ácido, a partir de la wolframita, idéntico al ácido túngstico; el primero trajo el mineral consigo de su periplo por las minas y universidades europeas.

Juan José fue enviado a Suecia en 1781, país que estaba a la vanguardia de la ciencia química en esa fecha, el gobierno español se interesó por los métodos suecos para fabricar cañones. Estuvo primero en Upsala en cuya universidad investigaba e impartía clases Torbern Olof Bergman. con él estudió los métodos modernos de laboratorio para la obtención de elementos químicos, y sería el propio Bergman quien trasladó a Elhúyar la sospecha de que existía otro elemento metálico en la scheelita.

A su vuelta a España, Juan José se prepara para aislar ese elemento y, ayudado por su hermano Fausto, lo que aconteció en las instalaciones que la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, en la localidad guipuzcoana de Vergara, el 28 de septiembre de 1783, presentan el informe del descubrimiento de la obtención del wolframio (tungsteno), en el documento Análisis químico del wolfram y examen de un nuevo metal que entra en su composición describiendo este descubrimiento. El tungsteno es el primer elemento químico descubierto sin ser extraído directamente de la naturaleza, ya que no existe en forma libre, sin combinar químicamente.

En 1820 el químico sueco Berzelius obtuvo wolframio mediante una reducción con hidrógeno. El método, empleado hoy en día, comenzó a abrir las posibilidades de uso de ese metal extraordinario, pero su desarrollo fue muy lento. La necesidad constante de nuevos materiales para alimentar las guerras del siglo XIX hizo que los aceristas austríacos e ingleses empezaran a investigar las propiedades del wolframio como elemento de aleación. En la Universidad de Viena se experimentó con aleaciones a base de wolframio

La palabra tungsteno procede del sueco; tung se traduce como «pesado» y sten, «piedra», es decir, «piedra pesada». El vocablo se debe al mineralogista sueco Axel Fredrik Cronstedt, descubridor del níquel, quien incluyó una descripción de ese mineral desconocido en su libro «Ensayos de Mineralogía» de 1758. En la versión inglesa, de renombrado prestigio académico en la época, se mantuvo la palabra tungsten, lo que explica su popularidad en el mundo anglosajón.

La palabra wolframio procede de las alemanas wolf y rahm, pudiendo significar «poco valor». También se traduce como «Baba de Lobo» en referencia a las supersticiones de los mineros medievales sajones que creían que el diablo se aparecía en forma de lobo y habitaba las profundidades de las minas corroyendo la casiterita con sus fauces babeantes. Ese metal aparecía mezclado con el ácido de otro desconocido —wolframio— que actuaba corroyéndolo.

La Unión Internacional de Química Pura y Aplicada, IUPAC, denomina al elemento 74, de símbolo W, como tungsten (en español, tungsteno). El nombre wolfram fue suprimido en la última edición de su Libro rojo (Nomenclatura de Química Inorgánica. Recomendaciones de la IUPAC de 2005). Sin embargo, dicha eliminación no ha sido aceptada por los miembros españoles de la IUPAC ni por organismos de la lengua española, que siguen considerando el nombre original wolfram (wolframio) como el nombre correcto. En Latinoamérica, por la influencia del inglés hablado en Estados Unidos, el elemento 74 suele ser conocido como tungsteno. El nombre de wolfram ya había sido adoptado oficialmente, en lugar de tungsten por la IUPAC en su 15 conferencia, celebrada en Ámsterdam en 1949.

Referencia