José Martí dio alma y vida al Partido Revolucionario Cubano, concebido como instrumento político para unir a las fuerzas patrióticas para la independencia de Cuba. Una república deformada malogró aquellos sueños.

Pero recobraron aliento en los esfuerzos del veterano tabaquero Carlos Baliño, precursor del pensamiento marxista, quien halló en el joven revolucionario Julio Antonio Mella el justo empalme para fundar en 1925 el primer partido comunista de Cuba.

Luego de prohibiciones y clandestinidad, en 1944 asumió el nombre de Partido Socialista Popular, hasta su disolución en el 61.

Con el triunfo de la Revolución varias organizaciones políticas fueron integrándose al proceso unificador, hasta que en el 65 se rescató el nombre de Partido Comunista de Cuba, como conductor del nuevo rumbo de la nación.

Un Partido de pueblo

El 3 de octubre de 1965 se fundó el Partido Comunista de Cuba, encabezado por el líder de la Revolución.

En aquel memorable acto, Fidel leyó la carta de despedida del Comandante Che Guevara, comprometido ya en nuevas contiendas por un mundo más justo.

Diez años después se realizó el primer Congreso del Partido, organización político-ideológica de vanguardia de la Revolución Cubana, único, martiano, fidelista, marxista y leninista, como proclama la Constitución aprobada en 2019.

Sus congresos marcan hitos en el devenir histórico de Cuba, definen estrategias, rectifican errores, orientan esfuerzos según la peculiaridad de cada momento, siempre en transparente interacción con el pueblo, lo que fortalece a este país soberano que persiste en levantar su obra socialista, a pesar de tantas tormentas.