La Habana, Cuba. – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció en Miami que modificará la política hacia Cuba adoptada por su antecesor, Barack Obama, desde diciembre de 2014.
Arropado por la más rancia derecha floridana, el mandatario estadounidense dijo que cancelaría todo el acuerdo establecido por el gobierno anterior, y firmó un documento que revierte los avances logrados entre La Habana y Washington en el acercamiento diplomático.
Con un discurso muy agresivo y una retórica atrasada y fuera de contexto, Trump afirmó que la liberación del comercio y los viajes a nuestro país no ayudan al pueblo, sino que, dijo, enriquecen al gobierno.
El presidente de Estados Unidos aclaró que no cerraría la embajada en La Habana, y aseguró que respetaría la soberanía cubana, pero adelantó un reforzamiento del bloqueo, una política que, aseguró, defenderán en la arena internacional.
Se busca un payaso para Circuba
Si no fuera algo muy serio, no habría más remedio que reírse de la insensata intervención de Trump en Miami.
Ha sido un discurso cargado con una primitiva retórica que le sirvió para anunciar la reversión de la política hacia Cuba. no está claro cuál será el alcance de las medidas y ni siquiera cuando entrarán en vigor, pero lo cierto es que tendrán un impacto sobre el turismo y el comercio, pero en las dos direcciones porque las economías de ambos países serán dañadas.
El veneno anticubano, que inocularon Marco Rubio, Mario Díaz Balart y otros malos asesores, también actúa sobre la mayoría de los norteamericanos que desean una relación normal con nuestro país.
Como si fuera poco, la gracia podría costarle a la economía estadounidense hasta 6 mil millones de dólares y la pérdida de 12 mil 200 puestos de trabajo.
Agresiva retórica
En su discurso en Miami, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó una serie de disparatadas condiciones para alcanzar lo que calificó como un nuevo pacto con el gobierno cubano.
En ese sentido, el mandatario puso en tela de juicio el futuro de las relaciones bilaterales, cuya marcha consideró como una concesión de la administración Obama sin recibir nada a cambio, según dijo.
Ante un auditorio que reunía a lo más recalcitrante de la derecha de Miami, Trump afirmó sentirse orgulloso de los miembros de la Brigada mercenaria derrotada en Playa Girón hace 56 años, y destacó el papel de sus amigos Marco Rubio y Mario Díaz Balart.
Precisamente a Rubio le entregó el documento firmado para revertir la política hacia Cuba, en un gesto que muchos consideraron como un premio para el senador que más influyó para enturbiar las relaciones entre La Habana y Washington.