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La Habana, Cuba. – Para José Sánchez, profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales resulta importante analizar las motivaciones internas que llevaron a la Unión Soviética a instalar los misiles en Cuba en 1962.

En su estudio, el profesor Sánchez, refiere sobre la mala imagen que poseía Nikita Jrushchov durante su gestión frente al bloque socialista, de ahí su interés por cambiar esa realidad y ganar adeptos.

En esa tarea Jrushchov vio en la Revolución cubana la oportunidad, primero para demostrar que era capaz de hacer lo que Stalin no hizo y romper con los históricos lineamientos de la política exterior de la URSS  y de paso tener en el Caribe un punto de apoyo geográfico que le permitiera reducir las diferencias y desbalances desde el punto de vista estratégico-militar con Estados Unidos.

Los históricos lazos entre dos pueblos

La instalación de los misiles soviéticos en Cuba formaba parte de una estrategia de Nikita Jrushchov que, de salir bien, sería un triunfo rotundo, no solo de cara a Estados Unidos, sino dentro de todas aquellas fuerzas que se oponían a sostener relaciones con Cuba.

Según José Sánchez, profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales, cuando la prensa soviética comenzó a dar a conocer sobre el proceso revolucionario cubano hubo una masiva respuesta de apoyo en la embajada de nuestro país en Moscú por parte de voluntarios que querían venir a pelear a Cuba durante la Crisis de los Misiles.

De aquella situación derivó la presencia de más de 40 mil jóvenes soviéticos que hoy en día se consideran cubanos, una semilla que germinó hasta nuestros días en el excelente estado de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Rusia.