La Habana, Cuba. – Obras dedicadas al apóstol no han faltado en la Universidad de La Habana, algunas han venido de la mano de escultores renombrados cómo Juan José Sicre Vélez y otras de autorías desconocidas, eso sí, absolutamente todas son una muestra fehaciente de admiración por los valores que trasmite la figura de Martí y las personalidades asociadas a su vida. El simbolismo es reflejado en esculturas de diferentes formatos y ocupan espacios en facultades, parques, oficinas, vestíbulos y otros enclaves de la Colina o fuera de ella. En este material haremos una reseña de las más significativas.

En el parque José Martí, se encuentra un busto de discretas dimensiones que data del año 1950. Con motivo de las conmemoraciones por la «Semana de la Bandera» uno de los actos fue expresamente dedicado al develamiento del busto del insigne patriota, a cargo del entonces rector de la Universidad Dr. Clemente Inclán. La pieza de mármol y desconocida autoría que actualmente se divisa, sustituyó uno semejante de barro, emplazado en el mismo lugar, deteriorado por el tiempo.

Entre los tantos jardines que sirven de enclaves a disímiles personalidades de la ciencia, las artes y la política, el sitio escogido para colocar otro busto de Martí fue el lateral a la Facultad de Derecho, próximo a la entrada del recinto universitario, viniendo por la Avenida Universidad y la calle J, devenido en una de las más conocidas plazoletas dedicada al Apóstol. La sombra de la histórica ceiba y los bancos que lo rodean y cierran el lugar, conforman el sencillo monumento, un conjunto evocador del más alto espíritu sereno y solemne.

En enero de 2003, en ocasión de conmemorarse el sesquicentenario del natalicio de José Martí, el entonces, General de Ejército y Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Raúl Castro Ruz, develó la estatua «Preso 113», un proyecto artístico concebido por el destacado escultor José Villa Soberón. Se trata de una representación de Martí condenado a prisión durante su adolescencia. La obra, realizada de tamaño natural, se incorporó al «Jardín del Recuerdo de La Fragua Martiana».

Como parte de la misma celebración quedó develada una lápida conmemorativa de Mariano Martín Navarro, donación de la Generalitat de Valencia, realizada por el escultor Vicente Ferro y la lápida alusiva a Leonor Pérez. Se incluyen además, el busto de Manuel Mercado de la Paz, donación del gobierno mexicano de Michoacán y el busto en mármol de Gonzalo de Quesada y Aróstegui, alumno de Martí. Estas obras confieren un sentido integrador al conjunto destinado a conmemorar la vida y obra del Maestro.

En el entorno arquitectónico de la Colina Universitaria no podía faltar el edificio que llevaría su nombre. En sus inicios acogió Los Laboratorios de Química, más tarde fue destinado a la Facultad de Ciencias Sociales y Derecho Público, obra arquitectónica del profesor universitario Roberto Chomat. El 20 de enero de 1943 se había acordado por el claustro de la Universidad de La Habana evocar la guía perpetua del Apóstol. El entonces decano de la escuela, Raúl Roa, comentaría que el edificio llevaría el nombre de José Martí. Así, bajo el nombramiento prometido, quedó inaugurado el 5 de mayo de 1956.

Otras obras, de mayor o menor valor artístico, elaboradas por martianos en diferentes épocas reciben al caminante al adentrarse en la Universidad de La Habana, ese gran museo que en sí mismo enrumba sus pasos hacia el 300 aniversario de haber abierto las puertas a los cubanos.