La Habana, Cuba. A la doctora Giselle Moinello, la tranquilidad se le desborda de los ojos, luego de recibir la primera dosis del candidato vacunal Soberana-02, como parte del masivo ensayo de inmunización del personal de salud de La Habana, iniciado este lunes.

La joven estomatóloga acaba de vacunarse en el céntrico Policlínico Docente Mártires de Corynthia, en el Vedado habanero, y afirma estar ciento por ciento segura de que nuestro proyecto de vacuna va a ser efectivo.

Es un importante paso de protección para nosotros que estamos en la primera línea, señala Moinello.

Con ese criterio coincide José Villa, un humilde fumigador de la campaña contra el Aedes Aegypti. Me sentí bien cuando me vacunaron y pensé: se está yendo el coronavirus con la vacuna cubana, que es para nosotros y para el mundo, asevera Villa con firmeza.

Doctores y pacientes

La vacunación beneficia también a nuestras familias porque evita el riesgo de que los trabajadores de la salud lleven la infección a casa, dice  la doctora Osiris Barbería, responsable del ensayo en el habanero Policlínico Docente Mártires de Corynthia.

Resulta extraño ver a médicos vestidos con sus clásicas batas blancas, sentados en el rol de pacientes ante otros colegas, quienes le toman la temperatura y la tensión arterial, y conforman una ficha individual.

Después, antes de inyectarse, cada uno debe firmar su consentimiento de vacunación, algo que es totalmente voluntario.

Tras recibir la primera dosis, permanecen durante una hora en una zona de observación, donde se monitorea que no haya reacción adversa alguna.

Luego siguen en la batalla contra la pandemia, seguros de que llevan el escudo de Soberana 02.