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La Habana, Cuba. – A la soprano lírica alemana Pauline María de Ahna el destino le entregó las dos caras de la moneda: de una, su voz se escuchó en los escenarios europeos, pero de otra, trascendió más por ser la esposa de Richard Strauss que por propio mérito.

La musa de muchos poemas sinfónicos de Strauss, uno de los mayores representantes del brillo tardío del romanticismo germánico, desdobló su carrera como cantante vinculada a éste y a la Ópera Estatal de Baviera, donde fue director principal.

Célebre por su mal genio y esnobismo, dotó sin embargo a su matrimonio de feliz curso y el esposo la detalló compleja, femenina, un poco perversa, coqueta y en cada minuto diferente a como había sido un momento antes.

Pauline María de Ahna nació en Baviera el 4 de febrero de 1863, y a los 43 años se retiró del escenario para atender la vida familiar.

La inspiración tiene nombre

¡Tantas veces escuchamos obras eternas y no sabemos la fuerza que emana de ellas y sus protagonistas! Así ocurre con gran parte de la música del compositor alemán Richard Strauss, quien escribió mucho inspirado en su esposa, la soprano Pauline María de Ahna.

En su ópera Intermezzo se basó en un incidente doméstico; en La mujer sin sombra exaltó la naturaleza intempestiva de ella; y la reconoció como musa en el papel principal de Salomé, la condesa Madeleine en Capriccio y las cuatro últimas canciones del Opus 27 se las dedicó como regalo de bodas.

Acusada de irascible y excéntrica, el compositor alemán decía de ella: “Mi esposa es un poco áspera, pero, sabes, es lo que necesito”.

Pauline María de Ahna sobrevivió a Richard Strauss ocho meses; murió en Garmisch-Partenkirchen en mayo de 1950, a la edad de 87 años.