La Habana, Cuba.- Cuba realizará las elecciones nacionales el próximo 26 de marzo, en medio de un escenario lleno de desafíos en lo económico, lo social y lo político.

Los cubanos elegirán a los miembros de la Asamblea Nacional del Poder Popular, quienes tendrán la responsabilidad de legislar y de seleccionar al presidente y vicepresidente de la República, entre otras facultades; de ahí, la importancia de estos comicios.

Sin embargo, para nadie es un secreto que fenómenos como la inflación, las dificultades del sistema electroenergético nacional y las carencias económicas marcan la realidad de los cubanos de un modo negativo, lo cual pudiera tener repercusiones en la asistencia a los colegios electorales.

Así lo reconoció el propio presidente Miguel Díaz-Canel, cuando en septiembre del pasado año, el país decidió avanzar con un referendo popular para aprobar el nuevo Código de las Familias.

La Revolución debe continuar

El referendo popular para aprobar el nuevo Código de las Familias estuvo marcado por un escenario nacional e internacional complejo, según reconoció el propio presidente cubano, Miguel Díaz-Canel.

En aquel momento afirmó que seguir con los comicios representaba el valor y la transparencia de la Revolución; el resultado mostró a una ciudadanía que acudió a las urnas en más del 74 %, para dar el Sí con un 66, 85 %.

El contexto de entonces es muy parecido al actual, también marcado por la crisis derivada de la Covid-19 y del bloqueo, que afecta todas las esferas de la vida del país.

En ese escenario ocurrirán las elecciones nacionales, a las que Díaz-Canel calificó como un hecho de valentía y democracia, porque incluyen no violar los calendarios establecidos por la Constitución, independientemente, de las situaciones que atraviese la isla.

Dl camino a la democracia

Curioso es que un país al que acusan de no tener democracia se someta a un ejercicio electoral, arriesgándose a la abstención y al voto de castigo, por el que apuestan y financian nuestros adversarios.

Hacer avanzar la economía, a pesar de los frenos externos, es un punto clave para Cuba y su proyecto social, así como hallar el camino hacia la prosperidad, que las personas encuentren su realización dentro de las fronteras nacionales, la lucha contra la colonización cultural, entre otros.

Se trata, como dijera Díaz-Canel en sus recorridos como candidato, de perfeccionar la democracia socialista dentro del concepto del Poder Popular, desterrando la burocracia de los mecanismos para la participación de la ciudadanía.

El reto, más allá de las urnas, está en educar para participar y transformar; en ello puede ser clave un Parlamento, donde sus miembros vienen de todos los sectores, sin importar su formación o recursos.