Nueva York. – Durante el traspaso de la Presidencia del Grupo de los 77 más China, el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, garantizó el compromiso de la nación para consolidar la unidad y presencia en los procesos multilaterales de este año.

El Canciller ratificó que Cuba guiará los trabajos de manera flexible y constructiva, basada en el más amplio consenso, para llevar a la práctica la visión transformadora del Grupo.

Rodríguez Parrilla consideró como prioridades fomentar la solidaridad en apoyo a la recuperación post-pandemia; y trabajar desde el Sur en proyectos de salud, enfrentamiento al cambio climático y prevención de desastres.

El Canciller dijo que Cuba abogará por la ciencia, la tecnología y la innovación; pondrá esfuerzos en afianzar una posición sólida del Grupo en materia climática y promoverá enfoques para abordar la arquitectura de la deuda externa.

Intervención del ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Excmo Sr. Bruno Rodríguez Parrilla, en la Ceremonia de Traspaso de la Presidencia del G77 más China, 12 de enero de 2023

Excmo. Sr. Munir Akram, Representante Permanente de la República Islámica de Pakistán ante Naciones Unidas:

Excmo. Sr. Csaba Körösi, presidente del 77 período de sesiones de la AGNU:

Excmo. Sr. António Guterres, secretario general de la ONU:

Sr. Mourad Ahmia, secretario ejecutivo del Grupo de los 77 más China:

Distinguidos representantes permanentes e invitados:

Deseo reiterar el agradecimiento por el respaldo y la confianza depositada en Cuba para liderar los trabajos del G77 más China en 2023. Será un año de grandes desafíos y complejos procesos que demandarán la acción decidida de los países del Sur.

Extiendo, asimismo, la felicitación a Pakistán, por la exitosa labor desempeñada al frente del Grupo en 2022.

Aprovecho también la oportunidad para expresar nuestra gratitud al equipo de la Secretaría del G77 más China, confiados en que contaremos con su valioso apoyo durante nuestra Presidencia.

Excelencias:

Los grandes retos que el orden económico actual ha generado para el mundo en desarrollo alcanzan su expresión más aguda en estos tiempos de crisis sistémica, es decir, sanitaria, climática, energética, alimentaria, económica, de escalada de las tensiones geopolíticas y de formas renovadas de dominación y hegemonía.

El acceso desigual a las vacunas, la brecha digital, el lastre de la deuda externa, la reforma estructural de la arquitectura financiera internacional, los flujos de financiación para el desarrollo, la inseguridad alimentaria, las medidas restrictivas del comercio, las finanzas climáticas y la creación de capacidades siguen sin abordarse hoy en toda su dimensión.

Resulta ya evidente que los discretos progresos alcanzados en la implementación de la Agenda 2030 se encuentran en riesgo de ser revertidos. Somos testigos de un mundo post pandémico más dividido y egoísta.

Es necesario movilizar entre 3.3 y 4.5 billones de dólares al año si queremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Al nivel actual de inversión pública y privada en los sectores relacionados con los ODS, los países en desarrollo enfrentan una brecha de financiamiento anual promedio de 2.5 billones de dólares, y ello ocurre en medio de la crisis multisistémica más grave enfrentada por la humanidad[1].

Los países en desarrollo cuentan con solo 24 dosis de vacunas contra la COVID-19 por cada 100 habitantes, mientras los más ricos disponen de casi 150 dosis por cada 100 personas[2].

Son los países del Sur los que han visto prácticamente duplicarse su deuda externa en los últimos diez años[3]; mientras son los mismos que han debido gastar un estimado de 379 mil millones de dólares de sus reservas para defender sus monedas en 2022, casi el doble de la cantidad de nuevos derechos especiales de giro que les asignó el Fondo Monetario Internacional[4].

Los países menos adelantados solo aportan el 4% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, pero han sufrido el 69% de las muertes causadas por desastres relacionados con el clima[5].

Nuestras necesidades para la adaptación climática se dispararán entre los 140 mil millones y 300 mil millones de dólares anuales hasta 2030. Sin embargo, el financiamiento por parte de los países desarrollados representa hoy menos de una décima parte de esa cantidad[6].

Paralelamente, más de una treintena de medidas y sistemas de medidas coercitivas unilaterales contra países en desarrollo continúan en pleno vigor[7]. Es una tendencia que lejos de revertirse, se ha exacerbado en los últimos años.

Excelencias:

Unidad es la palabra de orden en estos tiempos difíciles. Solo mediante la construcción de consensos podremos avanzar hacia la realización de nuestras legítimas aspiraciones de desarrollo.

Desde nuestra Presidencia, nos comprometemos a consolidar la unidad, presencia e influencia del Grupo en los múltiples y relevantes procesos multilaterales a celebrarse este año. Defenderemos que nuestros intereses comunes sean debidamente tenidos en cuenta.

Guiaremos los trabajos de manera flexible y siempre constructiva, basada en el más amplio consenso, para llevar a la práctica la visión transformadora que defiende nuestro Grupo.

Será nuestra prioridad fomentar la solidaridad y la cooperación internacionales en apoyo a la recuperación post-pandemia de nuestras naciones.

Trabajaremos por materializar proyectos de cooperación desde el Sur en el ámbito de la salud, la biotecnología, la educación, el enfrentamiento al cambio climático y la prevención de desastres, que den una lección de unidad, de complementariedad y de voluntad política real.

No cejaremos en nuestro justo reclamo a los países desarrollados de que cumplan sus compromisos de Ayuda Oficial al Desarrollo, financiación climática y Cooperación Norte-Sur.

Haremos frente a cualquier intento de poner sobre nuestros hombros las promesas incumplidas por las naciones más poderosas, que destinan montos millonarios a las armas y no al desarrollo.

Impulsaremos compromisos tangibles en materia de financiamiento en condiciones favorables y creación de capacidades para los países del Sur.

Abogaremos por el uso de la ciencia, la tecnología y la innovación como motores del desarrollo sostenible. Tomaremos como punto de partida el acervo del Grupo en esta materia, y promoveremos una hoja de ruta común frente a los retos presentes y futuros.

En este espíritu, convocaremos a una Cumbre sobre ciencia, tecnología e innovación como premisa para el desarrollo y el enfrentamiento a futuras pandemias, a celebrarse en La Habana este año.

El desarrollo científico-técnico está hoy monopolizado por un club de países que acaparan la mayoría de las patentes, las tecnologías, los centros de investigación, y promueven el drenaje de talentos de nuestros países.

El Sur tiene grandes potencialidades en materia de ciencia, tecnología e innovación. Debemos unirnos, complementarnos, integrar nuestras capacidades nacionales para no quedar relegados ante futuras pandemias. La cita en La Habana busca precisamente ese objetivo: construir sobre la base de nuestro rico caudal de experiencias en esta esfera.

En materia climática, trabajaremos por afianzar una posición sólida del Grupo de cara a la COP 28. Defenderemos el logro de resultados sustantivos en los temas de especial interés del Grupo, en particular los relacionados con el fondo para pérdidas y daños, las finanzas climáticas y la adaptación.

La deuda externa, cuyo monto principal ha sido pagado ya varias veces, se ha convertido en uno de los principales obstáculos para el desarrollo de nuestros pueblos y ha devenido en un poderoso instrumento para perpetuar el saqueo financiero y la dependencia económica de los países del Sur.

En este sentido, promoveremos por enfoques novedosos para abordar la arquitectura de la deuda, que brinden margen fiscal a nuestras naciones para invertir en la recuperación post-pandemia, la acción climática y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y contribuyan a evitar futuras crisis de endeudamiento.

Insistiremos en la reestructuración integral del sistema de gobernanza financiera internacional, en manos de unas pocas instituciones que lucran con las reservas del Sur, perpetúan el subdesarrollo y aplican recetas meramente coyunturales con el propósito de reproducir su esquema de colonialismo moderno.

Reforzaremos también la coordinación entre los capítulos del G77 de otras sedes multilaterales para identificar prioridades de trabajo en a los múltiples procesos de negociación en 2023.

Pondremos todo nuestro empeño en garantizar el éxito de la III Cumbre Sur, cuya Declaración y Programa de Acción esperamos fortalezcan el acervo histórico del Grupo y sienten pautas para nuestro accionar en estos tiempos de enormes desafíos.

Excelencias:

El momento actual no admite titubeos ni divisiones. Son tiempos de actuar unidos en defensa de nuestros preteridos reclamos.

La Declaración Conjunta de 1964 identificó el lugar cimero de la unidad frente a los problemas básicos del desarrollo. Esa unión ha sido el pilar fundamental de las conquistas del Sur en las últimas seis décadas.

En el umbral de nuestro 60 aniversario, abracemos los principios fundacionales que dieron vida a esta agrupación diversa y representativa de naciones. Trabajemos para que, al concluir este año, seamos más fuertes y unidos.

Para Cuba, ello será la expresión del deber cumplido. Para el Grupo, representará un paso invaluable en el camino hacia la consecución de nuestras aspiraciones históricas como naciones en desarrollo.

Muchas gracias

[1] Datos aportados por el CIEM.

[2] Datos extraídos del Informe “Financiamiento para el Desarrollo Sostenible 2022: Cerrando la gran brecha en el financiamiento”, del Grupo de Trabajo Interinstitucional sobre Financiamiento para el Desarrollo.

[3] Datos obtenidos de la resolución A/RES/77/174: “Hacia un nuevo orden económico internacional”.

[4] Datos obtenidos del Informe de Comercio y Desarrollo de la UNCTAD 2022

[5] Datos obtenidos del Informe de la UNCTAD sobre Países Menos Adelantados 2022.

[6] Datos obtenidos del Informe del PNUMA: “Adaptation Gap report 2022” y aportados por el CIEM.

[7] Datos obtenidos del Informe del Secretario General de la ONU (A/76/310) sobre la resolución “Medidas económicas unilaterales como medio de coerción política y económica contra países en desarrollo”.