La Habana, Cuba. María Isabel González Marín es la mejor estudiante de fagot en la Escuela Nacional de Arte, donde, a punto de graduarse, ha dedicado casi cuatro años a dominar uno de los instrumentos de viento con registros muy graves.
Entre sostenidos, bemoles y sobreagudos ¡de miedo!, apunta, se sobrepone al negativo impacto de la pandemia y prioriza su autoestudio, tratando de perfeccionar la técnica, los movimientos de dedos y ejercicios de picado, estos últimos consistentes en la separación de notas con la lengua.
Ha sido un reto permanecer distante del aula y buscar motivaciones que me animen, porque tendré que graduarme con tres conciertos que incluyen obras de Vivaldi, Von Véber y Mozart, subraya la aventajada alumna.
Aunque la cuarentena me ha separado del curso que desea todo estudiante, no desmayaré en mi empeño por dar lo mejor y alcanzar el virtuosismo al que aspira un concertista, subraya.