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La Habana, Cuba. – Ecuador ha sido sacudido por el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, ultimado a tiros en medio de un acto de campaña electoral.

Con un extenso prontuario en la vida pública de su país, el malogrado aspirante evolucionó desde la izquierda moderada hasta una derecha enconada adversaria del presidente Rafael Correa y de la Revolución Ciudadana. En la actual contienda electoral marchaba en un puesto intermedio entre ocho postulantes al Palacio de Carondelet.

Presentado como un luchador contra la corrupción y las mafias del narcotráfico, Villavicencio tenía un asiento en la Asamblea Nacional, disuelta en mayo por el presidente Guillermo Lasso para evadir un juicio político por acusaciones de malversación.

A pesar del crimen, el gobierno ecuatoriano decidió no suspender las elecciones del próximo día 20.

El cáncer de la violencia

Como no podía ser de otra manera, desde la derecha ecuatoriana insinuaron la responsabilidad de Rafael Correa en el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio.

Pero esa teoría traída por los pelos se derrumbó fácil, pues la representante del correismo, Luisa González, lidera de manera amplia las encuestas sobre la intención de voto.

Lo cierto es que la violencia ha escalado en el país a niveles nunca vistos, pues el pasado año se alcanzó una tasa de más de 25 asesinatos por cada 100 mil habitantes.

Hace apenas dos semanas, fue ultimado en un acto público Agustín Intriago, el alcalde de la ciudad de Manta, pero con el atentado a Villavicencio es la primera vez que se asesina a un candidato presidencial en Ecuador, lo que evidencia que la violencia política ha llegado al centro del mundo.