La Habana, Cuba.-  Es evidente que en medio de un escenario interno y externo complicado, la República Bolivariana de Venezuela haya logrado capear hasta ahora los más recientes intentos desestabilizadores de la derecha local y sus padrinos foráneos.

El propósito oligárquico de imponer un referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro ha chocado con las leyes vigentes, que lo han pospuesto porque su solicitud no solo fue realizada fuera de las fechas previstas por lo reglamentos, sino además porque la recogida de firmas favorables estuvo plagada de sucios manejos y fraude.

No obstante constituir tales hechos culpas propias de la derecha, sus líderes revanchistas y faltos de principios éticos han insistido en calentar las calles de la hermana nación con marchas opositoras que han dejado mucho que desear.

La contraofensiva

Lo cierto es que en Venezuela las grandes movilizaciones populares bajo el lema de un país en paz han frenado las intentonas derechistas de sembrar el caos.

Mientras, el gobierno bolivariano fortalece y mejora los programas sociales dirigidos al bienestar público y apunta a una reorganización de las fuerzas populares a través de los Consejos Locales de Alimentación y Producción, CLAP, que se multiplican en todas las comunidades.

Así se enfrenta la guerra económica oligárquica con la cual pretende la derecha destruir la Revolución.

Se trata de organismos dedicados a dar respuestas concretas  e inmediatas a los retos materiales que enfrenta la población, pero que además actúan como mecanismo de ejercicio del poder del pueblo y cantera de nuevos cuadros revolucionarios. Una fórmula original de democracia participativa.