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La Habana, Cuba. – Con su estilo y características esenciales, nuestra Revolución, tiene raíces profundas en la historia de nuestra Patria.

Por eso se afirma que es una sola, que comenzó el 10 de octubre de 1868 en La Demajagua y que hoy la defendemos contra los embates del Imperio yanqui. No es producto de la lucha de una generación, sino de varias.

Inició dando la libertad a los esclavos y llamándolos a la lucha y tuvo desde aquellos tiempos su fortaleza en la unidad de todos los cubanos. Eran momentos de olvidar diferencias sociales y raciales porque se trataba de un deber mayor, defender la libertad nacional con la justicia social.

Diferencias y regionalismo llevaron al fracaso de aquella primera etapa y es por ello que nuestro Héroe Nacional José Martí, al organizar la Guerra Necesaria unió a los pinos nuevos con los veteranos de la anterior contienda.

Revolución leal y perfectible

No han sido pocos los escollos que los cubanos han tenido que vencer a través de los años para defender su Revolución, que es en definitiva sinónimo claro de libertad e independencia.

Las mentiras y calumnias para sembrar desaliento y división en el pueblo, junto al criminal bloqueo estadounidense, principal obstáculo para el desarrollo del país, se han mantenido.

A ello se une hoy la permanente maquinaria de manipulación mediática con nuevos bríos y técnicas subversivas, ahora con la posibilidad de las redes sociales que amplifican y permiten la diseminación en minutos de mentiras y matrices de opinión para incidir fundamentalmente en los más jóvenes.

Pero el pueblo cubano sigue firme ante la intoxicación oportunista, para continuar adelante con su Revolución perfectible y cambiar todo lo que deba ser cambiado, pero leal a sus raíces.

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