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La apatía hacia la cita de la OEA en Perú se resume en el cometario de esta foto de Roberto Suárez: «Aún no he visto un cartel que tenga que ver con la Cumbre de las Américas.. 😮 .»

La presencia policial es hoy más evidente en Lima, donde anoche se inauguró la Cumbre de los Pueblos, la alternativa de la izquierda regional a la Cumbre de Las Américas.

Todavía los limeños parecen ajenos a la cita de jefes de estado, cuyo despliegue de seguridad ocasiona más problemas al habitualmente caótico tránsito de la capital peruana. Los embotellamientos son masivos y aún no ha comenzado el segmento gubernamental de la cita, que debe sesionar durante viernes y sábado próximos.

El calor del inicio del otoño peruano hace también mella en una población cuyo principal interés apunta a la urgencia de resolver día a día las necesidades básicas.

En Lima, donde hay una falsa imagen de prosperidad, el neoliberalismo enseña el rostro más feo de la inequidad social y son los excluidos quienes peor la pasan, mientras los políticos y los ricos, que es casi decir lo mismo, viven en la opulencia.

Desesperanza política

Esta Cumbre ha trastornado más el tránsito, se queja Misael Ruiz, el chofer encargado de mover a la prensa cubana por las calles de Lima. Ruiz, que tiene dos hijos pequeños y trabaja casi 18 horas diarias en una compañía de transporte de turistas, dice que está cansado de los políticos, que, asegura, se roban todo sin pensar en quienes los eligieron.

No le falta razón porque el desinterés y la desconfianza en los políticos se han colado a la fuerza en la actitud de los peruanos.

Líderes partidistas, congresistas, ministros y hasta presidentes, sin importar el sesgo ideológico, son vistos como traidores que solo buscan enriquecerse a costa del erario público.

Es que los últimos cinco presidentes han estado involucrados en casos de corrupción, que incluso llevaron a algunos a la cárcel. Así, hasta el mismísimo San Agustín pierde la fe.

http://www.radioreloj.icrt.cu/es/comentarios/una-cronica-limena-iii/