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La Habana, Cuba. – Hallar recursos productivos en los territorios, y en especial alimentos, va mucho más allá de la mera necesidad de proveer comida, pues nos acerca a la mejoría de la actual estrechez económica.

Por eso, el gobierno insiste tanto en abrir espacios a nivel de municipio para aquellos emprendimientos que trabajen en esa dirección.

Sin embargo, aún queda mucho por avanzar como demuestra un reciente estudio del Instituto Cubano de Antropología, que caracterizó a los nuevos actores económicos recién nacidos en el país como verdolaga en aguacero.

La investigación señala que apenas el 34 por ciento de las nuevas formas de gestión se dedican a la producción y comercialización de alimentos, y lo que es peor, de ese porcentaje, solo el 15 los elabora o produce. Son cifras que como mínimo tienen que poner a pensar.

Crecer desde abajo

Nunca como hoy la producción endógena ha sido tan necesaria, porque ayuda a resolver los problemas de un territorio sin esperar a que la prosperidad caiga del cielo.

Por eso, está claro que el país no puede crecer solo desde arriba, desde las grandes industrias estatales, que son la columna vertebral de la economía, pero que necesitan también del acompañamiento a nivel de base. Y hay 11 municipios del país que ni producen, ni comercializan alimentos desde las nuevas formas de gestión.

En otros 54 no hay proyectos locales dedicados a producir comida. Son realidades imperdonables en un país que gasta millonarias sumas en la compra de productos para la magra canasta subsidiada.

En las condiciones actuales no hay otra alternativa que hacer parir a la tierra. Es un asunto de supervivencia nacional.